Andando como el cangrego
La pintura en el desarrollo de nuestro puerto se encuentra como la primera de las demostraciones estéticas, porque, en 1872, junto con publicarse "El Caracolino", llegó a estas playas el médico y pintor Eduardo H. Neill, a quién consideramos el primer pintor de Antofagasta.
Waldo Valenzuela ha obtenido el grado académico de Licenciado en Artes Plásticas con Mención en Pintura, en la Universidad de Chile en Santiago. Fue su profesor guía Luis Lobo Parga. Obtuvo la distinción máxima a su memoria. "La Pintura Antofagastina de la Década del 60". El estudio de Valenzuela será de inestimable valor para las cuentas de nuestra historia cultural, cuando sea el momento de mirar, lo que es y lo que debe ser la universidad, como universalidad. Valenzuela vivió veintidós años la aventura del pintor y del maestro, sincero en sus desvelos, enseñando y formando artistas al amparo de su experiencia.
Fruto de esta doble función, su necesaria y sustanciosa monografía facilita la comprensión de nuestro artistas plásticos y permite medir cuánto bien realizaron, aquí, las universidades de Chile y del Norte, en horas en que sus talleres se abrían a los goces del color, de la forma y del volumen, defendidas por pintores, dibujantes y escultores que entendían que su labor beneficiaria a nuestra región, por la ventaja de las obras creadoras.
La década del 60 estudiada por Valenzuela alegra y entristece, al par: hubo, acá, un instante de fervor que se manifestó en un movimiento plástico de primer orden. Hoy, tal fervor es sólo un recuerdo. Escribe el autor:
"-La enseñanza de las Artes Plásticas tiende a ser eliminada en la nueva realidad universitaria de Antofagasta", y, por esta razón, se regresa "a la situación que vivía en el campo de las Artes Visuales a la década de los años 50". ¡Lamentable conducta de instituciones que deben ser impulsadoras en todo y no enterradoras en nada!
Sin embargo la Pintura continúa viva en quienes la aman, ellos ennoblecen y enriquecen con su quehacer, cuando se arrincona del espíritu como cosa improductiva.
Andrés Sabella.