Comer sin hambre, fuera de horario y en forma impulsiva, influye silenciosamente en el aumento sostenido de peso, especialmente en pandemia. Una pregunta recurrente de quienes padecen este fenómeno es: ¿por qué no puedo dejar de comer?
En Chile, según la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017, el 31,2% de las personas mayores de 15 años es obeso y 3,2% obeso mórbido, mientras que 39,8% es clasificado con sobrepeso, lo que ha llevado a legislar para que la obesidad se considere por ley una enfermedad.
Enzo Arias, sicólogo clínico y delegado de Salud Mental de la Sociedad Chilena de Cirugía Bariátrica y Metabólica, e integrante del Instituto Magallánico de la Obesidad (IMO) de Punta Arenas, explica que entre las muchas razones para no dejar de comer hay algunas más identificables que otras.
Entre ellas están: "Pautas familiares inadecuadas. Es decir, tenemos una relación con la comida desde modelos familiares aprendidos, por ejemplo, la comida es usada como un refuerzo o castigo con los niños, o una muestra de cariño hacia otros. Luego, acceso a comida no saludable para todos por un tema económico. Y, tercero, manejo de la ansiedad. En general la ansiedad tiene una salida oral, uno puede comer, fumar o beber. Por lo tanto, es importante controlar el manejo de la ansiedad".
Arias advierte que es distinto tener hambre que tener ganas de comer: "El hambre es una condición biológica, uno come cuando el cuerpo lo pide o lo necesita. Las ganas de comer, entonces, responden a un aspecto psicológico, regulado por nuestro cerebro".
La pandemia, agrega, generó más sedentarismo, más ansiedad y cambios en el estado anímico que pueden haberse enfrentado a través de la comida. Para detectar la obesidad incipiente y "frenar este proceso, es necesario construir un orden en las comidas, realizar más ejercicio, no ceder a que se pueda comer lo que quiera, por ejemplo, en los niños, porque eso genera hábitos alimenticios inadecuados".
-¿Qué opina del término "gordofobia"?
-Creo que es un término inadecuado para referirse a personas que tienen una enfermedad que afecta su salud. Genera discriminación y estigma hacia las personas que viven con sobrepeso u obesidad. El contexto genera discriminación, por ejemplo, juegos donde no pueden participar, lugar en la locomoción colectiva, discursos o burlas inadecuados, cuestionamientos con respecto al origen de su obesidad. Es importante que empecemos a usar más el concepto: "No se habla del cuerpo de otros".
Arias comenta que la obesidad "genera afectación física debido a enfermedades concomitantes como diabetes, hígado graso, hipertensión, dislipidemia, problemas musculoesqueléticos, apnea, etc. En la salud mental, puede generar trastornos del ánimo, trastorno de la ansiedad que pueden inhabilitar el desarrollo de las personas".
Sobre la opción de tratamientos como la cirugía bariátrica (para Índices de Masa Corporal sobre 40), detalla que "lo importante es entender que la cirugía es un procedimiento que actúa a nivel físico, pero los pacientes deben desarrollar estrategias sicológicas para afrontar el proceso post cirugía, como manejar la ansiedad y los cambios de ánimo, establecer una relación distinta con la comida, generar motivación para realizar actividad física", y manejar presiones del sistema relacionados con la comida en contextos familiares y sociales en donde han estado duramente criticados y juzgados".
Por todo lo anterior, expone, es aconsejable un manejo interdisciplinario.