"Danzar significa un espacio protegido de conexión que permite romper barreras"
ANTOFAGASTINIDAD. Diana Molina Echagüe, periodista.
Junto a su labor de periodista, Diana Molina, egresada de la Universidad Católica del Norte, cultiva en paralelo intereses tan diversos como la danza o los deportes extremos. De todas formas, Molina subraya su vocación profesional.
"Periodismo fue mi primera opción pese a la inestabilidad que ocurre en esta carrera y a veces poco valorada. Sin embargo, eso no fue motivo para desanimarme, al contrario lo vi como un desafío y siendo consciente que podía pasar por situaciones donde podía estar cesante. Eso me motivó a reinventarme y potenciar mis habilidades; capacitarme a través de cursos, estudiar un diplomado no solo en el ámbito de las comunicaciones. Actualmente, tengo la oportunidad de trabajar con nuestros agricultores de Antofagasta. Ayudando a potenciar su dedicación, la riqueza de nuestro territorio y sobre todo la identidad de sus comunidades", señala.
¿Qué fue lo que la motivó a estudiar periodismo?
-Siempre me gustó el concepto de comunicar, ya sea a través de una cámara, radio o prensa. Dejar un registro de un suceso puntual que permita generar un impacto positivo, movilizando una ayuda humanitaria o dejando al descubierto situaciones de injusticia. Ser un puente de aquellos que no son escuchados.
¿Dónde creció y cuáles son los mejores recuerdos de infancia?
-Nací en mi tierra querida Chuquicamata, la que siento mucha nostalgia de poder visitar. Por distintas circunstancias he estado en diferentes lugares y hasta el momento la ciudad de Antofagasta ha sido un lugar permanente por estos 15 años.
¿Cuál es su lugar favorito de la ciudad o la región?
-Mi lugar favorito, aparte de mi lugar de nacimiento, son los atardeceres que se pueden apreciar en la playa Llacolén y las carreteras camino a Calama y San Pedro de Atacama. Me encantan los colores que se forman al atardecer sobre todo captar ese mágico paisaje a través de la fotografía.
¿Podría decir cuál es su mayor aprendizaje de la pandemia?
-Valorar aún más las cosas sencillas que nos brinda la vida, como disfrutar una puesta de sol sin restricción y compartir con tus seres queridos.
¿Practica algún hobbie?
-Soy una mujer bastante inquieta, me gusta conocer distintos deportes, escalada, sandboard y slackline. Sin embargo, una de mis pasiones que he estado forma constante, es la danza, pasando en sus distintos estilos. Actualmente estoy tomando clases en la escuela "Dunbatá AfroDanza" y percusión mandigue, con la profesora y directora Paloma Cruz.
¿Qué representa la danza para Ud.?
-Para mi danzar significa un espacio protegido de conexión e inspiración que permite romper barreras de censura y represión. Quiero aprovechar esta instancia para agradecer a mis maestras de la danza. Comenzando con la profesora Carolina Varela de los talleres de danza del vientre en la UCN, la directora de la escuela y folclor árabe, Marcela Jara y a la comunidad de danza tribal de Antofagasta, Concepción y Santiago, con quienes he tenido la oportunidad de compartir escenario y mejorar técnica a través de sus talleres y clases.
¿Qué destacaría de este tipo de danza en particular?
-Es una creación única que no representa una danza "auténtica" de ningún lugar en particular. Este estilo destaca la improvisación de las bailarinas, utilizando un vocabulario de movimientos y señales naturales que permite comunicarse a través de gestos y contacto visual.