Asentamientos en sitios peligrosos
La proliferación de campamentos en la Región crece hacia sectores que están bajo alguna amenaza natural. Las familias que están en esa situación saben que tarde o temprano tendrán que abandonar esos terrenos, pero en el intertanto buscan la ayuda que les posibilite acceder a un vivienda.
Resulta increíble ver cómo la necesidad de contar con un lugar donde vivir, ni siquiera hablamos de una vivienda, sino de un lugar donde se puedan levantar piezas de material ligero y contar con un techo para protegerse, lleva a las familias a incorporarse a sectores peligrosos. Así se comprobó en Antofagasta, cuando se informó que existen al menos 53 asentamientos en zonas de amenaza natural ya sea por inundación, deslizamiento o caída de rocas.
No es que ellos quieran vivir allí, no tienen dónde más ir y la necesidad los obliga a correr el riesgo. Saben que tarde o temprano tendrán que abandonar esos terrenos, pero en el intertanto buscan la ayuda que les posibilite acceder a un vivienda.
Los campamentos en la Región se han multiplicado, principalmente en las ciudades con mayor número de habitantes. Y se estima que en la actualidad existe un déficit de 25 mil viviendas, el que lejos de disminuir crece de modo acelerado.
Y cada día son más las dificultades para acceder a la casa propia, porque la demanda supera largamente a la oferta.
No existen planes que apunten a ese objetivo, porque construir es caro y los subsidios por muy atractivos que sean, no alcanzan para todos. Son una cantidad ínfima para la demanda que no se detiene.
En lo inmediato se debe trabajar con las familias que están en asentamientos peligrosos. Al no tener un ofrecimiento mejor, lo único que resta es orientar e informar a los pobladores. Comentarles de los peligros y entregarles instrucciones de cómo enfrentar las catástrofes naturales que los puedan afectar.
Junto a ello iniciar labores de ordenamiento, asistencia completa y mejorar sus actuales condiciones de vida.
Y en la asistencia ayudarlos a agruparse para postular a los proyectos de soluciones habitacionales.
Ellos también quieren vivir mejor, pero necesitan las herramientas para insertarse en el sistema y poder optar a una vivienda digna.
Tiene que existir algún mecanismo que pueda acelerar la construcción de viviendas, disponer de terrenos del Estado, aumentar los subsidios, incentivar a las inmobiliarias, entre otros aspectos que se pueden desarrollar para salir de una condición de vulnerabilidad.