"Mi sueño es ver a una región con menos desigualdad entre sus comunas"
ANTOFAGASTINIDAD. Bárbara Cortés Cabrera, abogada.
Pese a que nació en Viña del Mar y creció en La Calera, la historia familiar de la abogada Bárbara Cortés está profundamente relacionada con la región de Antofagasta.
De familia pampina a los 16 años retornó a la región. Con estudios de derecho en la Universidad Católica del Norte, Cortés se desempeñó como jefa de la unidad de jurídica del Gobierno Regional y como administradora regional (S) hasta el advenimiento de los nuevos gobiernos regionales en julio pasado.
"Amo a mi norte, es mágico, guarda el tesoro de los silencios del viento, de los conocimientos ancestrales en los cielos estrellados, de los atardeceres de colores furiosos, de la sinfonía de sabores de su mar, y de la historia de mis antepasados", señala.
¿Qué recuerda de la infancia y de sus padres?
-Tras casi 10 años de administración del Rancho Nº 3 en María Elena, mis abuelos paternos decidieron emigrar a la quinta región, junto a mi padre - Juan Carlos Cortés- y tíos, particularmente a La Calera, ciudad a la que también emigraron múltiples pampinos. Allí, mi padre conoció a mi madre, Andrea Cabrera. Ambos son personas que con mucho esfuerzo, arduo trabajo y perseverancia han salido adelante. Me siento orgullosa de la historia de mi familia, que me ha enseñado el rigor y resiliencia, pero también a enfrentar la vida con una sonrisa e intentar mantener una actitud positiva frente a las adversidades.
¿Qué recuerdos tiene de la infancia, de la ciudad y de sus amistades donde creció?
-Tuve la fortuna de crecer junto a mis primos, con quiénes al salir del colegio sagradamente tomábamos tecito con nuestros abuelos, comiendo queso de cabra y aceitunas de Azapa. ¡No podían faltar!. No teníamos videojuegos, pero jugábamos en una casa en el árbol, salíamos a andar en bicicleta , y los fines de semana íbamos al parque en familia a jugar a la pelota. Los veranos se pasaban en familia, con largas mesas que recibían a abuelos, tíos, primos, y amigos.
Su profesión es abogada ¿Siempre quiso serlo?
-Desde muy pequeña me conecté con mi vocación de servicio público, participando en voluntariados y aciones sociales. Si bien, no siempre quise ser abogada, finalmente, encontré en esta apasionante profesión un medio e instrumento para ayudar a las personas. Para ello, ingresé a la Universidad Católica del Norte, que es mi alma mater, que me brindó una base académica sólida a través de profesores inspiradores y de gran prestigio, como el profesor Scheechler, Manuel Núñez, y José Antonio González.
Ha hecho algunas incursiones en servicio público. ¿Se siente cómoda como servidora pública o más bien se ve en el mundo de los privados?
-Considero que trabajar en el sector público permite una mayor realización de ella. Sin embargo, creo que esta vocación también puede realizarse en el sector privado, e independiente de la profesión u oficio que se ejerza, pues lo importante es asumir que tenemos la responsabilidad de aportar a nuestra sociedad y poner a disposición los medios que se tengan para servir a los demás. Es paradójico cómo esta tierra tan desierta, es a la vez tan próspera y fértil de oportunidades. Soy una agradecida de mi norte, por las grandes oportunidades, por la familia extendida que me ha brindado, y por los buenos amigos que ha sumado a mi vida.
La pandemia nos cambió en muchos aspectos como sociedad y como personas. ¿Habrá algo positivo tras superarla?
-Las crisis son oportunidades para crecer, por lo que indudablemente enfrentar una pandemia a muchos nos ha permitido reenfocar la perspectiva de lo importante en nuestras vidas, valorar los afectos y vivir de una manera más respetuosa y consciente con el medio ambiente. Nos ha obligado a abrirnos a la posibilidad de hacer las cosas de una manera diferente para llegar a las personas , por ejemplo, avanzar en educación remota, en telemedicina, en modernización del Estado, asumiendo el desafío de una mejor conectividad y educación digital.
¿Cómo le gustaría ver a la región en el futuro? ¿Cuál es su sueño?
-Mi sueño es ver a una región de Antofagasta con menos desigualdad entre sus comunas, con más oportunidades para que los jóvenes se queden en ella, con políticas públicas en sintonía con la protección y preservación medioambiental, con mas áreas verdes y zonas de esparcimiento, con políticas de rescate de nuestro patrimonio histórico regional, y más arterias de conectividad regional, que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los nortinos. Tengo esperanzas que el proceso de descentralización permitirá a los habitantes una mayor participación en la autodeterminación de sus planes de desarrollo.