Rodrigo Ramos Bañados
Sabido es que Chacabuco tiene doble vida. Por alrededor de 20 años operó como una salitrera que en su esplendor fue habitada por cinco mil personas. El cierre se produjo en 1940, como efecto de la crisis económica del salitre. Luego revivió tras el golpe de estado de 1973, pero como campo de concentración, donde pasaron al menos 1.200 prisioneros políticos, en casi dos años de funcionamiento.
"Por esta razón, para muchas personas es tan importante su reapertura después las restricciones por pandemia, pues recoge la vida y testimonio de quienes pasaron por este lugar en sus dos facetas de existencia", afirmó Jorge Molina Cárcamo, presidente de la Corporación Museo del Salitre Chacabuco, que desde 2004 mantiene la concesión de la oficina por un periodo de 50 años.
Molina Cárcamo sostuvo que en los periodos de cuarentena, por efecto de la pandemia, Chacabuco se mantuvo cerrado por el riesgo que se corría al aglomerar personas. Al flexibilizarse las medidas, se ha regresado a los horarios habituales, entre las 10 horas y 18 horas, lo que ha permitido a los visitantes reencontrarse con la historia. Afirmó que el lugar mantiene cuidadores y a la vez, guías turísticos, que orientan a los visitantes respecto a los sectores históricos a los cuales se puede acceder.
Chacabuco se encuentra a 98 km al noreste de Antofagasta y a 26 km al noreste de Baquedano. Se accede por una bifurcación de la Ruta 5, Panamericana. Esta ubicación no tan accesible y la misma preocupación, vigilancia y cuidado de la Corporación Museo del Salitre Chacabuco, dice Molina Cárcamo, ha permitido a este Monumento Histórico, haber sobrevivido a los saqueos. Lo mismo sucede con el cementerio de la exsalitrera, que se encuentra a un costado de ésta, en una zona donde es difícil acceder.
Este período de tiempo de pandemia también ha aletargado dos proyectos que caben en lo que podría denominarse como la restauración de Chacabuco. Jorge Molina indicó que la falta de apoyo ha sido otra razón que ha imposibilitado el proyecto de restauración de dos habitaciones, que justamente tienen relación con los periodos en los cuales la salitrera albergó personas. Así, una de las habitaciones se pretende restaurar a la medida de la época del salitre y la segunda, en la época de campo de prisioneros. "Sin embargo, seguiremos trabajando con el propósito de concretar estos proyectos", aseveró.
Memoria
Fotos de Chacabuco publicó hace algunos días atrás en su cuenta de Instagram, la académica y constituyente Cristina Dorador. A propósito de Chacabuco, dijo que la memoria es un ejercicio continuo. "Nadie está olvidado, incluso en el medio de la pampa y el Desierto de Atacama. En la plaza está una obra de Orlando Caliche Valdés (QEPD), un cristo tallado en un Chañar. También hizo un tallado de una iglesia y fue parte del movimiento cultural que tuvo el campo de prisioneros para sobrevivir al desierto, las torturas y al maltrato".
Afirmó que es importante que se siga preservando el patrimonio. "Quizás sea importante llevar a cabo obras mayores, como un museo de sitio como Humberstone, en Tarapacá. Se hace necesario rescatar la historia del salitre porque es aprendizaje para las nuevas generaciones. Se podría reconstruir el área industrial. Hay muchas que se pueden hacer en Chacabuco, además del pasado trágico de haber sido campo de concentración y tortura. Creo que es importante conocer nuestra historia y visitarla con todas las medidas en pandemia", sostuvo.
En una entrevista anterior, Caliche Valdés contó que ocupó clavos para tallar la iglesia en la muralla de adobe. De esa forma, generó los relieves que se pueden apreciar en la histórica habitación. "Este tipo de tallados (por los de madera) los realizamos casi de manera industrial. Los milicos los vendían en Calama", dijo el exprisionero político.
El movimiento cultural que hace referencia Cristina Dorador, incluyó a destacados poetas como el ariqueño Pedro Humire, ya fallecido o a Pedro Montealegre; además del periodista, y Premio Nacional de Periodismo, Alberto "Gato" Gamboa, también fallecido, y por supuesto, Ángel Parra, que tampoco vive, cantante e hijo de Violeta Parra. Todo esto se puede apreciar en el documental "La Resistencia de los Metales".
Salitrera
Según antecedentes del Consejo de Monumentos Nacionales, el origen de Chacabuco se remonta al año 1922, cuando la empresa Anglo Nitrate Company Limited, comenzó su construcción sobre las ruinas de la Oficina Salitrera Lastenia. Dos años más tarde, sus instalaciones fueron inauguradas con una extensión de 36 hectáreas.
La Oficina Salitrera Chacabuco destacó por ser la más grande y la última en utilizar el sistema de producción Shank, característico de la época de oro de la extracción de nitrato. Al igual que otros asentamientos mineros, este contaba con un sector productivo que alojaba las maquinarias y bodegas, capaces de producir 15 mil toneladas de caliche. Por otro lado, y para satisfacer las necesidades de las personas que llegaron a habitarla entre población trabajadora y sus familias, la Oficina Chacabuco contaba con hospital, teatro, hotel, escuela, pulpería, mercado, gimnasio, piscina, canchas de fútbol, y la plaza arbolada equipada con un quiosco de retreta.