Piso mínimo de humanidad
La quema de las pocas pertenencias de migrantes en situación de calle nos obliga a hacer una reflexión más profunda. ¿Qué ha provocado que algunos sientan el derecho a humillar a otros de esa manera? ¿Qué rol tiene el Estado en esto? Las preguntas son muchas, pero todas sus respuestas debieran tener como base la dignidad de las personas, un derecho humano irrenunciable, respecto del cual el Estado tiene el deber de establecer garantías efectivas para su ejercicio y protección.
La crisis humanitaria que vive América Latina por el desplazamiento forzado de millones de personas desde sus países de origen -principalmente de Venezuela, Haití, Colombia, entre otros- ha demostrado que todos los actores han fallado. Tanto los Estados, como los organismos internacionales de protección de derechos humanos, no han podido dar una respuesta articulada a una necesidad imperiosa, que es la sobrevivencia de todas las personas que han tenido que salir a buscar condiciones mejores para una vida digna.
Las familias venezolanas desalojadas en Iquique, que luego sufren la agresión y humillación por parte de otros ciudadanos, es la expresión más brutal de políticas públicas que no han podido hacerse cargo adecuadamente de una realidad que seguirá tocando las fronteras de nuestro país: la migración. Y ésta también es un derecho humano.
Todos los días, niños y niñas atraviesan la región, solos o con sus familias, en busca de un porvenir que sus países les han privado. Nuestra respuesta no puede ser una hoguera que queme sus sueños como quemaron sus juguetes, ropas y pertenencias de cobijo. La urgencia de abordar esta crisis, de acuerdo a estándares de derecho humanos, es real. El riesgo de continuar abordando el conflicto desde una visión persecutora y criminal, es seguir permitiendo la instalación de expresiones xenófobas y racistas que solo degradan nuestra convivencia social y nos alejan de un piso mínimo de humanidad indispensable para la vida. El tiempo de actuar es hoy.
Consuelo Contreras Fundadora y directora Ejecutiva de Corporación Opción
Vergüenza y dolor
¿Qué clase de sociedad es la que queremos para nuestros niños y jóvenes? La destrucción de las carpas de un grupo de extranjeros en el norte del país fue el acto cúlmine de las manifestaciones antiinmigrantes que se desencadenaron en Iquique. ¿Qué opino sobre lo que ocurrió? Vergüenza, lástima y un profundo dolor.
Jerónimo Rotter Segovia
Proyecciones
No cabe duda que las encuestas podrán no necesariamente ser fidedignas en sus resultados, pero ciertamente retratan un determinado momento. En este sentido, no es extraño que Gabriel Boric (aun cuando va a la baja) encabece los sondeos presidenciales y José Antonio Kast suba (aun cuando no le da para pensar en una segunda vuelta). Ambos, por cierto, representan los extremos tanto de izquierda como de derecha.
En este escenario, Sebastián Sichel no puede descuidar su relato orientado al centro político, los independientes. Lo que debe entender y, por ende, seguir trabajando junto con hacer los ajustes que sean necesarios para el bien del país, es que si bien hoy las encuestas no lo favorecen, lo cierto es que tampoco son lapidarias.
Rodrigo Durán Guzmán
Saber escuchar
El término infancia tiene su origen etimológico en el latin infans, que quiere decir "quien no sabe hablar". Curiosamente, en nuestra sociedad hemos extendido el concepto en la práctica a "quien no merece ser escuchado", tendemos a no consultar la opinión de nuestros niños, niñas y adolescentes (NNA). Y cuando lo hacemos, casi siempre nos sorprendemos y vemos luces y orientaciones donde antes no teníamos. Tal es el caso del resultado de la consulta realizada por la Agencia de Calidad de la Educación sobre la visión de NNA acerca de la enseñanza remota y en el aula y su impacto en el plano socioemocional.
La opinión de 1.400.000 estudiantes que fueron consultados es clara: un 79% se siente más motivado por aprender cuando están presencialmente en el colegio y solo un 47% se motiva a abordar las tareas cuando está en formato a distancia. Esta visión de nuestros NNA es consistente con la visión experta internacional. El Banco Mundial señala que la educación socioemocional es crucial para el aprendizaje académico, dado que permite ayudar en la regulación del estrés, la definición y alcance de metas, la prevención de conductas de riesgo e involucrarse en relaciones positivas con sus pares.
Vivimos hoy un escenario de vuelta a clases presenciales progresivo, pero no podemos pensar que no enfrentaremos a futuro nuevos desafíos que dificulten el aprendizaje. ¿Qué hacer entonces? Es necesario implementar programas de desarrollo socioemocional desde la primera infancia, programas ya probados y con resultados efectivos.
Raúl Perry Gerente de Programas de Fundación San Carlos de Maipo