Sin viento ni lluvia
"Si aprendemos a oír, escucharemos la creación que grita de dolor, porque cada día muere, porque cada día los recursos naturales disminuyen y las soluciones escasean.
¿Qué haríamos sin fe ni esperanza, ni amor en nuestras vidas, podríamos vivir? Pablo en su carta a la Iglesia en Corinto revela: "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor" (1 Co.13) ¿Qué sucedería si no estuvieran? En este mes en que celebramos el mes de la biblia, nacen estas letras agradeciendo a Dios por este libro sagrado, inspirado por su Espíritu Santo.
Un libro que sobrevive a las edades de la historia, atemporal, siempre vigente, siempre presente. En el torbellino de sucesos que vivimos, en pleno cambio de era, de tiempos, de cultura, de principios, de todo; la Palabra de Dios permanece inmutable. En este mundo sediento de poder y dinero, evoco palabras de Pablo: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia" (2 Ti 3:16) Jesús nos dice que debemos escudriñarla, porque en ella tenemos la vida eterna; y ellas nos revelan todas las cosas, la fe, la esperanza y el amor de Dios.
En la actualidad, con las largas caravanas de cientos de miles de migrantes, de inútiles guerras, de inconducentes sistemas políticos, de maratónicas carreras, cuya meta es ninguna parte: ¿Qué sucedería si no existieran las sagradas escrituras? El que entrega su corazón a Jesús, le es concedida la gracia y el poder de abrir este libro, de extraer las inimaginables riquezas imperecederas, que edifican, que transforma la muerte en vida. Si aprendemos a oír, escucharemos la creación que grita de dolor, porque cada día muere, porque cada día los recursos naturales disminuyen y las soluciones escasean.
Jesús en los días de su ministerio, en una oportunidad frente a una multitud, como de cinco mil hombres más mujeres y niños después de una larga jornada de ministración, se hizo tarde, les pide a sus discípulos que den de comer a esta multitud. Imaginemos los estupefactos rostros de estos, al recibir semejante mandato; sin dinero, solo unos panes y un par de peces; Jesús en un instante multiplica lo poco que tienen alimentando a todos.
En tanto en nuestros días, tenemos la oportunidad de regresar a Dios, escudriñando las escrituras recibamos aquello que parece insólito e imposible. Joram rey de Israel, Josafat rey de Juda y rey de Edom, a petición de Joram, salieron con sus ejércitos a la guerra contra el rey de Moab. Después de siete días por el desierto, desfallecen por la falta de agua, el profeta Eliseo dice que hagan muchos estanques, ¿Para qué? "Porque Jehová ha dicho así: No veréis viento, ni veréis lluvia; pero este valle será lleno de agua," (2Re.3) bajo el candente calor, sin viento ni lluvia, pocos panes o dos peces, a la mañana siguiente el valle se llenó de agua, de fe, esperanza y amor, de bendita saciedad en Cristo.
Sergio Lagos Luciano,
Pastor evangélico
Un verdadero plan ante la migración
Es imperativo crear soluciones que incluyan albergues y transportes de los migrantes hacia sus destinos, para así evitar el fortalecimiento de las mafias y las tensiones con los habitantes locales. No puede ser que durante todos estos meses las mafias del transporte pirata que han surgido, sigan operando sin problemas.
La crisis de la migración es antes que todo, una crisis humanitaria. Y eso debe estar más que presente al buscar soluciones. Es decir, tal como nos impactamos y entristecemos al ver los niños enjaulados en Estados Unidos, los afganos tratando de huir aferrados en las ruedas de un avión desde Kabul, y a los africanos subsaharianos en botes a la deriva en el Mediterráneo, deberíamos empatizar con esta caravana migratoria que atraviesa nuestra región, huyendo de un régimen autoritario que en su momento prometía una vida más equitativa (de cierta forma lo logró: ahora la vida es igual de miserable para casi todos).
Este plan así no puede ser fundado en solo endurecimiento del trato, desalojos y expulsiones, como parece proponer el ministro Delgado, aunque tampoco es muy factible económicamente una política de puertas abiertas de par en par. Sea como sea, lo que se está viendo en este momento es que ni siquiera hay plan. Es decir que el primer paso no ha sido dado (incluso costó reconocer que había una crisis).
El problema existe y se deben buscar soluciones dentro de marcos jurídicos acordes a los tratados internacionales que ha firmado Chile. Por eso, culpar a los tribunales del aumento de la migración porque simplemente cumplieron con la ley al detener las expulsiones sin debido proceso, es absurdo.
Hay algunos puntos claros que se deben abordar desde ya. Uno es la lucha contra el coyotaje y el abuso al que son expuestos los migrantes y que los deja en mayor vulnerabilidad. No puede ser que durante todos estos meses las mafias del transporte que han surgido, sigan operando sin problemas. Si el Estado se hubiera hecho cargo del transporte de estas personas, con respectivos albergues para refugiados donde se controlaran, vacunaran y cumplieran sus cuarentenas, evitaríamos que las mafias sigan fortaleciéndose, que los migrantes sigan siendo estafados y puestos en peligro, que terminen tomándose espacios urbanos e incluso evitaríamos que surjan nuevos brotes de covid.
Es imperativo que el Estado tome el control de la situación, lo cual no significa simplemente crear un tapón en las ciudades del norte o desalojar personas que se terminan moviendo a otro lugar. Las soluciones reales deben ser más reflexionadas y articuladas.