Escuela segundo hogar
"La escuela es indispensable. En estas circunstancias extremas su protagonismo y su rol se han hecho invaluables e irremplazables". Manuel Dannemann Correa, Director Educacional Red Educacional Magister
¿Por qué se puede decir que la escuela es el segundo hogar para los niños y jóvenes? La escuela es la colaboradora directa de la familia en la educación de los hijos. Los padres son los primeros y más importantes educadores, que confían la adquisición de los aprendizajes y las habilidades del currículum a la institución escolar. Porque no cuentan con las competencias para cubrir estas materias y con los tiempos para llevar con eficiencia esta tarea.
La escuela, luego de la familia, es el segundo hogar, donde se desarrolla la vida de niños y jóvenes, durante al menos doce años de estudios. Es el espacio para la formación del carácter, la convivencia, el compañerismo y la amistad. Donde se ejercitan diversos roles, de liderazgo y de equipo. Se aprende a ganar, a perder y asumir desafíos. Se viven ciclos, ritmos, rituales y ritos, que preparan para la inserción social. Surge el sentido de identidad, arraigo y compromiso. Todo esto ocurre en la primera y más importante institución extrafamiliar.
El covid-19 ha traído muerte, enfermedad, hambre, desempleo y pobreza, ha alterado la salud mental. Está significando el mayor desafío para la educación en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial. El año pasado en plena pandemia más de 1.500 millones de alumnos y 63 millones de profesores se vieron afectados por el cierre de todo el sistema educativo en 191 países. En algunos casos los centros escolares consiguieron implementar sistemas de clases online. En tantos otros debieron recurrir a la entrega de material impreso, programas de radio o televisión. La ausencia en la presencialidad escolar está causando un significativo rezago. Probablemente muchos niños y jóvenes necesitarán de años para recuperar conocimientos y habilidades, también competencias sociales y emocionales.
La escuela es indispensable. En estas circunstancias extremas su protagonismo y su rol se han hecho invaluables e irremplazables. Se ha puesto en valor su tremendo capital. No hay nada que la releve. Ningún programa o institución online, como cualquier esfuerzo por tratar de igualar sus condiciones en el hogar, son capaces de asimilar el ambiente de un centro escolar. Las herramientas tecnológicas han significado notables avances, que deben continuar y perfeccionarse. Sin embargo el trabajo personal, directo, grupal, los vínculos que dan vida y sentido a la escuela, el ambiente socioemocional que se desarrolla en una clase, en los recreos, en el juego y en la vida escolar, no pueden ser recreados ni por la mayor animación virtual que exista. Además, a la vista están los altos indicadores de aburrimiento, tedio y hasta obesidad que está presentando la población escolar confinada. El hábitat indispensable es la escuela, en modalidad presencial, esa es su esencia, lo que hace finalmente que aquello sea lo que es, el segundo hogar. De la mano de protocolos y cuidados, restituir su funcionamiento es de primera necesidad.