"Amo el desierto y esa sensación de libertad absoluta"
ANTOFAGASTINIDAD. Marlene Sánchez Tapia, directora Fundación Parque Científico Tecnológico, UCN Antofagasta.
Nació en San Felipe, en el seno de una familia de campo y su infancia fue de mucha libertad y creatividad. Es parte de la vida de Marlene Sánchez Tapia, directora del Parque Científico Tecnológico de la UCN, una mujer que también ha pasado por altos cargos en la administración pública, pero que rememora sus primeros años con enorme afecto.
"No tuve TV hasta los 15 años, así que estaba condenada a crear mis juegos con lo que tenía a mano en mi jardín enorme y con mis amigos, la vida era muy sana y disfrutabas con cuestiones sencillas", recordó.
¿Qué te enseñaron tus padres y por qué tu madre te marcó tanto?
-Mi madre asumió mi crianza sola, de ella aprendí el valor de las cosas y el esfuerzo que hay que poner en todo lo que realmente importa, el que ser pobre financieramente no es igual a ser pobre de espíritu, que educación y desarrollo van de la mano.
Si bien naciste en el sur, tus antepasados eran pampinos. ¿Cómo marca esa historia?
-Lo supe cuando estaba ya trasladada a Antofagasta, mi madre fue adoptada y, por ende, de mi familia de origen aún sé muy poco. A meses de llegar a Antofagasta, mi madre se enteró casi por casualidad que sus padres provenían de esta zona, de la Pampa y me llamó con emoción. A esa altura estaba tratando de encontrar un espacio para mi familia y creo que esa noticia me llenó de fuerza para seguir, esa sensación de estar en donde debía.
¿Por qué te decidiste por la Ingeniería Comercial?
-Siempre estudié con becas por mi rendimiento, di la prueba y mi puntaje me alcanzaba para Ingeniería Comercial en la UCN, pero me dio miedo venir sola a un norte que no conocía, así que la Universidad de Viña del Mar me ofreció una beca completa por mi puntaje si me quedaba con ellos, lo pensé, vi el esfuerzo que había significado para mi familia darme estudios y tomé el riesgo. Al poco andar me di cuenta de que era la carrera para mí, porque me conectaba con la creación y la búsqueda de soluciones.
Llegaste hace una década a Antofagasta. ¿Por qué te quedaste?
-Porque soy del norte, es difícil describir lo que siento cada vez que llego a la región de vuelta de algún viaje, simplemente es algo que siento en el corazón, es una paz tan grande como nuestro mar, acá mis hijos crecieron, tienen sus amigos, es nuestro paraíso en la tierra, solo espero que Dios me permita seguir más tiempo.
Eres una de las pocas mujeres que ha asumido altos cargos... ¿Qué explica eso?
-No provengo de familias influyentes, ni tengo "padrinos", por el contrario, mi madre me crió junto a mis dos hermanos, teniendo que trabajar en dos empleos, quizás ese esfuerzo y ver que daba fruto, me marcó a tal punto que sólo a través de mis resultados he podido acceder a trabajos que he disfrutado y que me han permitido darle un sello. Eso quizás lo han valorado y, por ende, mi desempeño profesional me ha llevado a liderar como mujer en la región temas de gran relevancia
¿Qué recomendarías para el reencuentro de los chilenos?
-Conversar, abrirse a nuevas ideas, no sesgarse, tener generosidad para aceptar que uno no sabe todo y que requiere del otro. De lo contrario será una conversación entre sordos, sin reflexión y sin oportunidad.
¿Cuál es el espacio de la región que más te gusta?
-Amo el desierto y esa sensación de libertad absoluta, ese silencio que hay en algunas rutas hacia nuestras comunas que te invita a volar con tu imaginación, de noche ver los bosques de árboles fantasmas que vio Sabella en el desierto...y de día despertar con la brisa y el sonido del mar y sus aves migratorias ...amo a la región no sabría con qué quedarme, la prefiero tal como es.
¿Qué debiéramos aprender las personas, que no enseñan en ninguna parte?
-Deberíamos aprender a mantener relaciones honestas con respeto por las ideas y el trabajo colaborativo
¡Qué importancia tiene tu familia en tu desarrollo?
Son mi cable a tierra, el motivo de cada día ser mejor persona y tratar de dar los mejores ejemplos, son mi vida y, por tanto, el mejor, equipo que pudiera haber pedido para desarrollarme.