"La pandemia nos mostró las falencias del sistema"
ANTOFAGASTINIDAD. Karen Araya, profesora de Biología y Química.
Karen Araya Acosta es profesora de Biología y Química, licenciada en Educación, Magister en desarrollo Curricular y Proyectos educativos, Postítulo en Administración educacional y diplomados en Gestión, Evaluación, y Diseño Curricular. En enero de 2021 fue una de las 30 personas nominadas al galardón "Líderes del norte", organizado por el medio Mercurio de Antofagasta, Antofagasta Minerals y SQM.
Es columnista de opinión del diario regional "Angamos" y permanentemente está informando a la comunidad de la región temas de contingencia especialmente en el área de docencia y educación.
En su nuevo libro, "Una escuela llamada vida", habla de la importancia de la educación de las emociones desde la infancia, lo útil que sería trabajarlas en los establecimientos educacionales y cómo afrontar la adversidad para convertirla en una oportunidad de crecimiento personal. El lanzamiento será el día Miércoles 5 de Mayo vía online por la actual situación sanitaria.
¿Qué nos puedes contar sobre tu nuevo libro "Una escuela llamada vida"?
-Es un libro que nos habla un tema que hoy en día es tabú en nuestra sociedad y se trata de las emociones. Lamentablemente en Chile la salud mental no ha sido prioridad y eso nos ha traído muchos efectos adversos tanto individualmente como grupo social. El libro tiene varios segmentos, una parte de él menciona la importancia de la educación de las emociones en el ámbito educativo, con nuestros alumnos, con el objetivo de comprender sus conductas, guiarlos, acompañarlos y prepararlos mejor para la vida. La educación integral es sumamente importante. Y podría entregarnos una sociedad más justa y empática. Para nosotros como docentes es clave tener consciencia de las herramientas emocionales que nuestros alumnos no manejan de tal manera de comprender de mejor forma sus reacciones ante distintas situaciones que logren percibirse. Por otra parte, es un libro que nos enseña a que todos somos más fuertes que la adversidad, nos habla del amor propio, los límites, las herramientas personales que podemos utilizar para superar los obstáculos y creer en nosotros mismos, dejando de lado las creencias antiguas que son tan radicales.
¿Cuál es la principal enseñanza que te dejaron tus padres?
-Mis padres tienen una historia de perseverancia, creo que de eso aprendí a cumplir mis objetivos a pesar de cualquier obstáculo. Además, ambos siempre han sido muy nobles con los demás, algo que hoy en día es difícil de ver, pues nos hemos convertido en una sociedad un tanto egoísta en algunos sentidos, a través de ellos he aprendido que el servicio a los demás, es una forma de vida que nos hace mucho más humanos.
¿Quiénes han sido tu inspiración en la vida, a quiénes admiras?
-Justamente a mis padres, por todos los valores que siempre nos han enseñado en casa, pero sobre todo porque los aplican en sus vidas y lo he experimentado de forma empírica a lo largo de mi vida, por eso creo que son personas veraces. Admiro también a todas aquellas personas que buscan ayudar a mejorar la calidad de vida de otros, sin necesidad de algo a cambio, aquellos que creen en los demás y los motivan a ser mejores, los que viven para servir a los desamparados y a quienes son coherentes con lo que dicen y hacen.
¿Dónde estudiaste y qué recuerdos guardas de esa época?
-Toda mi enseñanza escolar la hice en el Liceo Experimental Artístico, tengo los mejores recuerdos, sobre todo en la formación artística, el ambiente que se vivía, el enfoque incluso de las actividad como el aniversario, el trabajo que se hacía en el grupo curso para los concursos y las épocas de presentación en la orquesta sinfónica, para mi fueron tiempos muy enriquecedores, quizás por mi edad e inmadurez, no lo valoraba tanto en aquella época, pero luego comprendí lo importante que fue para mi formación y desarrollo personal. Luego estudié mi pregrado en la Universidad Arturo Prat en Iquique, ahí fue una experiencia totalmente distinta porque me tuve que cambiar de ciudad y volverme independiente en todo sentido. La época universitaria fue también muy fructífera en cuanto a mi formación profesional, creo que al comienzo se me hizo difícil, pero con el paso del tiempo me fui desafiando y conociendo.
¿Qué lecciones crees que debemos aprender de lo vivido este último año?
-Empatía, autocuidado y autocompasión (ser justos con nosotros). La pandemia nos ha llegado a remecer, permitiendo conocer las falencias del sistema educativo y de salud, si logramos captar esas falencias, podemos obtener oportunidades de mejora ante el problema, especialmente en nuestro sistema de educación y oportunidades de acceso a internet en zonas y sectores más vulnerables o alejados, en donde muchos estudiantes están limitados para el acceso a clases. En el ámbito de salud, durante muchos años hemos sido hijos de un sistema que visualiza las situaciones emocionales como "problema" y en un País donde la salud mental se debe pagar particular y ojalá el resto de las personas que viven a nuestro alrededor no se enteren, para que no piensen mal. En vez de contribuir a una sociedad mentalmente más sana, solo se ponen más trabas, olvidando que una mente sana genera un cuerpo sano y eso permite tener una persona en paz y totalmente funcional.