Detectan que falla geológica en el sur avanza "rápido" y así evita grandes sismos
TERREMOTOS. Conocer el comportamiento del suelo es vital para la preparación frente a grandes movimientos tectónicos, como el de Valdivia en 1960 o el del 27 de febrero de 2010.
Redacción
Una investigación desarrollada por miembros del Núcleo Milenio Cyclo, formado por profesionales de las universidades Austral (UACh), de Concepción (UdeC) y Católica de Valparaíso (PUCV), logró medir por primera vez en Chile la velocidad de desplazamiento de la falla geológica Liquiñe, en Panguipulli, Región de Los Ríos, concluyendo que se desplaza 18,8 milímetros al año, movimiento tildado como "rápido" por los investigadores, sin liberar energía en forma de terremoto, sino que en un fenómeno llamado "reptación asísmica".
"A escala nacional, (Liquiñe) es la falla más rápida que se ha estudiado. Por ejemplo, a modo de comparación, la falla San Ramón, en Santiago, se mueve a 0,1 milímetros por año, mientras que la megafalla que limita las placas de Nazca y Sudamericana, y que generó terremotos como el de Valdivia (1960) y el 27F (2010), se mueve a 66 milímetros por año", dijo Daniel Melnick, director de Cyclo y académico de la UACh.
La investigación fue publicada en la revista Scientific Reports, destacando que esta es la primera vez que se tiene una medición en una escala de miles de años y no de millones. "Esto es muy importante para establecer las implicancias sísmicas del desplazamiento", agregó Melnick.
Otro de los investigadores, Luis Astudillo-Sotomayor, de la UdeC, explicó que "la relevancia de hacerlo a escala de miles de años es que la recurrencia de terremotos que podrían ocurrir en este tipo de fallas están en ese intervalo de tiempo, por eso, estimar la velocidad a la que se mueve una falla, en esta ventana temporal, nos sirve para evaluar el potencial o posible amenaza que podrían presentar en el futuro para las zonas que están ubicadas alrededor de la falla".
El estudio
La investigación se centró en un trazado de 30 kilómetros de largo sobre el sistema de fallas Liquiñe-Ofqui, que va desde el Volcán Quetrupillán, ubicado en el límite entre La Araucanía y Los Ríos, hasta el Lago Pirehueico, situado en la última región.
"En el lugar donde estuvimos trabajando, el Río Liquiñe está desplazado, (…) tiene un quiebre más o menos ortogonal. Así, delineamos por donde pasaba la falla y, usando un escáner láser, se construyó la topografía del lugar, con la cual mapeamos el cañón del río, a ambos lados de la falla, para medirlo. De esa forma pudimos proyectar el canal hasta la falla y medimos la distancia entre esos dos puntos. (...) La finalidad de todo esto fue establecer si habían ocurrido desplazamientos antes del periodo que habíamos estimado", dijo Astudillo-Sotomayor.
Tras estas mediciones, los científicos descubrieron que "en ambos marcadores nos daban los mismos desplazamientos, (…) lo que interpretamos como que todo el desplazamiento observado era prácticamente contemporáneo", indicó el geólogo.
Esta época "reciente" se remite al Holoceno, la última etapa del periodo Cuaternario, es decir, desde hace 11.700 años, y fue determinada en el análisis mediante la recolección de cenizas y carbón en el lugar: "El carbón lo enviamos a un laboratorio, y con las cenizas analizamos la composición química del vidrio, que fue comparada con cenizas datadas en otras investigaciones relacionadas con erupciones del vecino Volcán Mocho-Choshuenco".
Al ver el desplazamiento del Río Liquiñe dividido por años, los investigadores determinaron que esa parte de la falla Liquiñe-Ofqui se ha movido, en los últimos 9.000 años, a una velocidad promedio de 18,8 milímetros anuales. "Para todo el sistema de fallas no habían tasas de deslizamiento a esta escala de tiempo", destacó Astudillo-Sotomayor.
Ausencia de terremotos
La publicación señaló, además, que "la ausencia de terremotos históricos a lo largo de la falla Liquiñe sugiere un componente de deslizamiento asísmico", pese a que, según el investigador, en la zona "este verano hubo temblores en la falla Neltume de 4,5° o 4,3°. La sismicidad del lugar es de magnitudes bajas, pero de baja profundidad, lo que genera sismos muy fuertes y las consecuencias que tienen en la superficie son diferentes".
18,8 milímetros al año se mueve la falla geológica Loquiñe, en Los Ríos. Por ejemplo, la de San Ramón, en la capital, avanza 0,1.
4,5° fue el mayor sismo detectado en el verano, cerca de Panguipulli, aunque académicos advirtieron que también son peligrosos.