La frontera es cada vez más peligrosa
Esta semana se produjo una nueva muerte de una migrante en la frontera. Mientras, los gobiernos no se ponen de acuerdo para una solución humanitaria a esta crisis. Contra el hambre, los muros no son lo suficientemente altos ni las zanjas lo suficientemente profundas.
Según Google Maps, la ruta más corta entre Caracas y Colchane es de 5.425 kilómetros, cruzando Brasil y su Amazonas, el sur peruano y el altiplano boliviano. En automóvil se podría hacer ese tramo en 81 horas de conducción sin parar. Es solo una referencia, porque la mayoría de los migrantes toma la ruta que cruza Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, para llegar a su meta: Chile. Un camino mucho más largo, pero en el que no se enfrentan a la barrera idiomática. Con lo que sí se enfrentan en todas las rutas, es al abuso y al desamparo. El abuso de parte de "coyotes" que con promesas de llevarlos a destino, le esquilman hasta el último peso y muchas veces los abandonan a su suerte en selvas o desiertos. Y al desamparo de parte de gobiernos que no hace mucho les ofrecían protección "democrática", pero ahora los ven como un problema desbordante, como en el caso del Estado chileno.
Si hay imágenes vergonzosas que quedarán para siempre como símbolos de esta crisis humanitaria, estas son los tanques yendo a la frontera peruana-ecuatoriana para impedir el ingreso de venezolanos a Perú y la expulsión -vestidos con overoles blancos- de venezolanos desde Iquique.
"A mí me recordó a la Caravana de la Muerte, con todas las diferencias que tiene. Pero la performance de llegar en una aeronave saltándose a las autoridades locales, dar una sensación de dureza, no solo dar la sensación, sino hacerlo, llevar a las personas con los overoles blancos, lo encontré de una violencia tremenda", dijo el sacerdote Felipe Berrios.
Y las trabas en la frontera o las expulsiones tampoco han significado una disminución de la migración. Es que contra el hambre, los muros no son lo suficientemente altos ni las zanjas lo suficientemente profundas, como para saltarlos. Pero lo que sí ha ocurrido es que la frontera se está volviendo cada vez más peligrosa para los migrantes. Esta semana una joven venezolana de 32 años murió en Colchane mientras intentaba cruzar por un paso clandestino. Ya son seis los migrantes fallecidos este año en la frontera. También se han registrado muertes en Bolivia y en el cruce a Trinidad y Tobago. Mientras, los gobiernos no se ponen de acuerdo para de una vez por todas abordar la crisis de manera conjunta y humanitaria. Quizá cuántos otros fallecidos haya en los desiertos y selvas de los que aún no sabemos.