La torpeza de los "videntes"
Dicen que tienen un don y que buscan ayudar, pero finalmente solo terminan perjudicando las búsquedas. Una psíquica aseguró que el cuerpo de una desaparecida estaba en un lago. Cuando finalmente se descubrió el cuerpo en el entretecho de la casa de la víctima, aseguró que siempre había dicho que estaba ahí.
En Las Últimas Noticias se relató ayer el caso de un grupo de personas que llegó hasta el sector donde se busca al pequeño Tomás Bravo, en la provincia de Arauco, para intentar acceder hasta una zona de pozones porque, según información de una vidente difundida en redes sociales, el niño se encontraba en ese lugar.
Los sujetos, posiblemente con la mejor de las voluntades, querían que los equipos de rescate fueran hasta los pozones en medio de la noche porque tenían fe en que encontrarían a Tomás ahí.
Finalmente el grupo fue sin los rescatistas, con el peligro que eso conlleva, y no encontraron nada. Solo terminaron entorpeciendo la búsqueda y las diligencias investigativas. No es primera vez que "videntes" se meten en casos de relevancia nacional para intentar ganar prestigio. Pero nunca entregan información útil, solo generalidades, entorpecen investigaciones o crean falsas esperanzas y finalmente, cuando el caso se resuelve, sostienen que ellos desde el principio dieron las pistas adecuadas, pero no se les escuchó.
Por ejemplo, en 2010 cuando se encontraba desaparecida la contadora Viviana Haeger en Puerto Varas, la llamada "psíquica de Chimbarongo", Isabel Cristina Ávila, dijo a Radio Sago de Osorno que la mujer se encontraba en el Lago Llanquihue, incluso quería rastrear ella misma en el lago con buzos tácticos. También dijo que envió un croquis a la Fiscalía. El cuerpo de Vivian Haeger no fue encontrado en el lago, sino en el entretecho de su casa. Después de eso, la psíquica aseguró en una entrevista que ella había dicho desde un principio que había que revisar la casa.
En esa misma entrevista le preguntaron por la suerte de los mineros de Atacama que habían quedado atrapados en el derrumbe de la mina San José. Al preguntársele si estaban vivos o muertos, se excusó de responder. Si el poder psíquico fuera real, no debería haber sido difícil sentir que los 33 estaban vivos.
En el caso Martinson en San Pedro de Atacama, también los psíquicos enviaron sus presentimientos a la familia. El hermano de Kurt Martinson, que además es fiscal, ha explicado en entrevistas que ningún dato sirvió y solo entorpecieron el trabajo investigativo.