"Mis padres me han inspirado siempre"
ANTOFAGASTINIDAD. Rolando Lorca Silva, abogado.
Rolando Lorca Silva nació una tarde domingo en la primavera de 1966 en el ya desaparecido Hospital del Salvador de esta ciudad, como hijo del matrimonio que conformaron Isolde y Rolando, profesora normalista y empleado público, respectivamente.
Fue alumno de la Escuela D-68 y del Liceo B-13, y posteriormente obtuvo dos títulos profesionales en la Universidad de Antofagasta, primero el de tecnólogo médico y más tarde el de abogado, por el cual es conocido.
¿Cómo fue su infancia y qué es lo que más extraña de esos años?
- Mi infancia fue bella a causa de la protección dada por mis padres y mis hermanos. En nuestra casa nunca faltó nada, pero tampoco sobró. Crecí en la Población Rubén Infanta, mi vida se repartía entre las pichangas de fútbol, la escuela y leer libros de historia. Mi máxima satisfacción era comer un pan batido con margarina leyendo los libros de Walterio Millar y Frías Valenzuela de la historia de nuestro país. Leer la Revista "Estadio" en mi cama, ver películas Western y disfrutar partidos de fútbol en un televisor marca ANTU. Extraño los almuerzos y dulces que hacía nuestra madre, no sólo por su sabor, sino el amor que ponía en su preparación, extraño la mesa servida y los cinco en ella, riéndonos y escuchando a nuestros viejos.
¿Cuál fue la mayor enseñanza de sus padres?
- La decencia, la humanidad, el sentido de justicia, la honradez, el esforzarse para progresar en la vida, la frase de mi padre "estudia chatito, que después te vas a reír de los peces de colores" describe eso.
¿Por qué decide convertirse en abogado?
- Si bien también soy tecnólogo médico, debo reconocer que desde niño quise ser abogado. Mi primera profesión fue lo que mis padres nos podían dar. Ese deseo de ser abogado, nació de la influencia de mi padre, que no lo buscaba quizás, pero el sentido de buscar lo justo viene de sus palabras, y del ejemplo de nuestra madre.
¿Qué lecciones útiles para la vida ha aprendido en el ejercicio de su profesión?
- No ser soberbio ni egoísta con lo que se sabe, porque en esta profesión se gana y se pierde todos los días, equilibrar los triunfos sabiendo que la derrota viene a la vuelta de la esquina y que uno es un instrumento del derecho. Que el derecho se imponga es la clave para obtener la paz social, siempre y cuando ese derecho nazca de una comunidad de personas comprometidas con la democracia y la igualdad de oportunidades.
¿Quiénes han sido su inspiración, en lo humano y lo profesional?
- Mis padres me han inspirado siempre; el amor que conocí recién con la madre de mis hijas, es un motor constante para vivir. Me inspiran las injusticias que sufren las personas que defiendo y me inspira la posibilidad de saber más de lo que sé. También me inspira ver el cielo de nuestra región, su desierto, el viento que lo acaricia y los colores de los cerros al atardecer. Simplemente belleza única en el mundo. Me inspira alegría viajar con mi familia y conocer ciudades y paisajes que vi en un televisor blanco y negro cuando niño,
Usted vivió una experiencia muy fuerte en el aluvión del 91, ¿Cómo cambió eso su vida?
- Me acosté ateo ese lunes 17 de junio y a las 6 de la mañana del 18 de junio en el servicio de urgencias del ex Hospital Regional me volví creyente, porque no existe razón científica alguna que explique que yo haya sobrevivido al arrastre del aluvión desde la Avda. Circunvalación hasta casi la calle Llanquihue. Además, viví lo que los médicos llaman la experiencia de muerte.
¿Qué cree que nos falta a los chilenos para ser un mejor país?
- Entender que las sociedades no progresan teniendo grupos pequeños privilegiados por el apellido y su dinero, empleando a los demás para mantener su estatus, impidiendo que la mayoría de la comunidad progrese y que ese progreso sea y se decida en base al esfuerzo y mérito personal y no desde el abuso de una posición de poder. Necesitamos un Estado en esa sintonía, que sea solidario en los momentos que estamos viviendo, que ese Estado sea una construcción colectiva y que ese Estado dé cuenta que el principal desafío de Chile en los próximos 25 años es lograr un desarrollo sustentable, terminar con el patriarcado y estimular las relaciones humanas basadas en la horizontalidad y no en jerarquías reverenciales.
¿En lo personal, cómo han sido estos meses de pandemia?
- Como una oportunidad más de valorar a la familia como un espacio protector y fortalecedor para enfrentar esta pandemia, y además, en mi caso, enfrentar el cáncer a la piel que nuevamente tuve a la vista. También es una oportunidad de cuidarnos, de entender que probablemente nunca más viviremos momentos como este, donde se valora en real valía a la familia. Revisar la forma en que nos comunicamos, cómo y en qué trabajamos, ponderar el lugar preponderante que las tecnologías ocupan y ocuparán en nuestras vidas hoy y en el futuro, aquilatar el cambio social que estamos experimentando en todos los aspectos de nuestras vidas.
¿Cuáles son sus metas?
- Conservar y cultivar por muchos más años la familia de la cual soy parte, ser valorable y útil para aquellos que confían en mí como profesional y persona, trascender después de la muerte en mis hijas para que cuando ellas tengan que responder preguntas parecidas a éstas, las respuestas sean similares a las mías.