La casa del Doctor Rendic
Una casa habitación está marcada por una presencia humana que la dotó de un aura, no importa el estilo de su diseño arquitectónico, si es bella o modesta. Ellas hablan desde su rostro: ventanas y puertas; sus paredes y muebles han quedado tocadas e irradiando vida, que ha quedado grabada, apresada en su materialidad. El cuidador de Chacabuco me decía: "los CD están hecho de materia como estos muros y techumbre, está todo grabado". No todas las casas habitaciones te transmiten lo mismo, algunas te murmuran algo al oído… y otras te abruman.
La casa del médico, poeta y cristiano, Antonio Rendic, estaba ubicada en la esquina de Latorre con Maipú, en el corazón mismo de la ciudad, cerca de la Catedral para este poeta de Misa diaria. También cerca de la casa de Andrés Sabella, su entrañable amigo, poeta que sabía tanto de teología como de literatura. Esta casa habitada por un médico que al igual que el Nazareno caminó su vida sanando, curando y resucitando, a los que se les moría el alma. Sin embargo, corre el peligro de ser demolida cualquier día, ya ha sido ocupada por variados comercios.
Gracias a la Corporación Cultural Andrés Sabella, parte de sus bienes han sido rescatados y albergados en el Museo Andrés Sabella, pero no es lo mismo. He visitado la Casa Azul de Frida Kahlo en Coyoacán y la Casa de Isla Negra de Pablo Neruda. Son casas que están habitadas aún por sus creadores.
Antofagasta es una ciudad puerto donde el laicado católico ha tenido destacados nombres que han participado en la construcción de la Iglesia y hasta hoy el nombre de Antonio Rendic es el que ilumina con más fuerza. Los laicos no están organizados, ni cuentan con recursos, como para sostener testimonios históricos. Además, Antofagasta tiene mucho de ciudad de paso. El proceso de su canonización puede durar siglos. El pueblo fiel ya lo ha canonizado y lo tenemos entre nuestros "Santos Compadres". Que no pase lo que sucedió con el Padre Pio, Roma demoraba, pero el pueblo fiel ya lo había canonizado.
Salvemos la barca del médico, poeta y profeta: Doctor Antonio Rendic y salvaremos a Ivo Serge, el poeta y místico que le cantó al Norte Grande bajo una mirada teñida del azul del mar de Galilea.