BancoEstado
Carta publica al señor Sichel. Estimado: Por tercera vez Banco Estado no me informa a hogar del interés que me paga por fomentar el ahorro en pandemia y cuarentena no lo hizo en abril y unilateralmente lo bajó. Cuando con peligro para mi salud fui, el señor agente me señaló que me llamaría, lo que no hizo, y cuando volví a ir no me atendieron porque estaba hackeados. Ahora tampoco recibo ninguna información y no puedo ir debido a la pandemia y cuarentena.
Sernac me sugirió me querellara.
Recurro a su honestidad y a la de la entidad que preside para que respete lo convenido y que firmamos conjuntamente.
Mortiz
Precio del cobre
¿Sube el cobre y quién gana? No nos engañemos: las mineras y las automotrices.
Paola Castillo
Más allá del cobre
El alza del precio del cobre es una muy buena noticia para Chile. Hay quienes incluso hablan de un nuevo súper ciclo del metal rojo. Esta tendencia no puede llegar en mejor momento, pero espero que no eche por tierra los esfuerzos que nuestro gremio y otros han desplegado para evidenciar que el desarrollo económico de un país no puede basarse solo en la exportación de commodities, lo que en el caso de Chile le significó quedar rezagado en cuanto a transformación tecnológica, innovación y conocimiento para otras industrias, que agregan valor y diversifican la matriz productiva.
El sector industrial en el mundo enfrenta cambios estructurales tanto en su oferta como en su demanda. La producción es más compleja y con un mayor valor agregado, con cambios tecnológicos que permiten una mayor precisión y una producción más eficiente. Los consumidores buscan productos personalizados y tienen una mayor conciencia del impacto ambiental de la producción.
Chile necesita una Estrategia Industrial que establezca un ambiente competitivo, reduzca barreras regulatorias, incentive la inversión en tecnología y disminuya los costos de producción. Este sector ha sido históricamente uno de los que más impacta en la calidad de vida de los chilenos. Esperamos que las autoridades económicas así también lo consideren.
Dante Arrigoni C., presidente de ASIMET
Huáscar
Con atención leí en el cuerpo de reportajes del domingo pasado la entrevista efectuada a la Sra. Lucía Dammert, peruana nacionalizada chilena, experta en materias de seguridad y asesora en el gobierno de Bachelet 2.
En ella, el periodista le pregunta si estaría dispuesta a devolver el buque "Huáscar", en caso de que sea requerido por la nueva autoridad peruana. Su respuesta fue: "Si el Perú pide el "Huáscar", estaría por devolverlo. El futuro común necesita mecanismos de confianza mutua y limitación de cualquier narrativa belicista actual o del pasado". Sin duda que su contestación es simplona, feble y con total falta de argumentación.
El "Huáscar", construido en 1865 por los astilleros británicos Laird & Brothers, sirvió en la Marina de Guerra del Perú hasta el 8 de octubre de 1879, cuando fue capturado por la Armada de Chile luego de la Batalla Naval de Angamos. Desde esa fecha hasta el día de hoy ha estado bajo pabellón chileno, es decir, ha pasado más tiempo, 141 años, como dotación de nuestra Armada que el que sirvió en la Marina de Guerra del vecino del norte.
De acuerdo con las leyes de la guerra, cuando se apresa un activo del enemigo, este puede perfectamente ser utilizado nuevamente bajo la bandera de quienes lo tomaron, ejemplos de lo anterior hay muchos a través de la historia, tanto antigua como contemporánea.
También hay que tener en consideración a todos aquellos valientes, hombres, mujeres y niños, que ofrendaron sus vidas, tanto bolivianos, peruanos como chilenos, en aquella contienda acaecida entre 1879 y 1884 y el "Huáscar" es un recuerdo perenne de que una situación como esa no puede volver a repetirse entre pueblos que se llaman a ellos mismo hermanos.
Por tanto, la devolución de un símbolo tan trascendente como es el "Huáscar", no solo sería una falta de respeto a todos los marinos que lo defendieron, partiendo por el almirante Miguel Grau Seminario, como también a los que con inteligencia, valentía y audacia subieron a su cubierta mientras la nave era hundida por su propia tripulación.
No se trata de mantener una "narrativa belicista", como tampoco viejos y trasnochados patrioterismos o chauvinismos del pasado, sino que conservar una tradición que honra a todos los que con sus vidas y su sangre supieron defender con orgullo sus respectivas banderas.
Rafael Mellafe M.