Efe
Mucho antes de que Hugh Grant y Julia Roberts enamoraran al planeta en un Notting Hill plácido e idílico, ese barrio del oeste de Londres fue escenario de terribles actos racistas que el Reino Unido ha escondido bajo la alfombra durante décadas.
Numerosas historias en la gran pantalla relatan las vicisitudes de la comunidad negra en EE.UU., pero muy pocas han recogido la dolorosa realidad del racismo británico, que el director Steve McQueen ("12 años de esclavitud") rescata a través de una serie de cinco películas, denominada "Small Axe" ("Hacha pequeña") un proyecto mucho más personal, donde habla de su propia vida y recuerdos como joven de origen antillano en Londres.
La primera de esas cintas recupera un episodio casi olvidado: la batalla judicial en torno a un restaurante en Notting Hill llamado "Mangrove" -mismo nombre del film-, que fue hostigado por un cuerpo de policía racista hasta el tuétano. El "Mangrove" era más que un lugar donde comer y beber. En los años 60 operaba más bien de centro social para la comunidad antillana en la capital inglesa, que servía tanto para encontrar trabajo, como para organizar un desfile callejero improvisado al ritmo de los tambores del Caribe.
McQueen creció escuchando historias sobre los Mangrove Nine, los nueve inculpados por enfrentarse a la policía para protestar contra sus desmanes, uno de los cuales, además, era amigo de su padre. "El momento en el que aparece en la película es interesante. Va en honor de George Floyd (asfixiado por un policía en EE.UU. al ser detenido)", explicó el director en una charla virtual con periodistas.
Un pasado convulso
Antes del proceso del "Mangrove", Notting Hill ya había vivido los graves disturbios de 1958, cuando cientos de blancos asaltaron las casas donde vivían los negros en esta colina y desataron manifestaciones que se prolongaron dos semanas, con casi 150 detenidos. Precisamente en respuesta a aquellos violentos hechos, la activista negra Claudia Jones, creó un "Carnaval Caribeño", semilla del actual Carnaval de Notting Hill, que aparece retratado precisamente en la conocida y celebrada película romántica de 1999, que protagonizan Grant y Roberts.
Pero más allá del tema racial, la película es también un recorrido sensorial por los olores, colores y, ante todo, los sonidos del entorno en el que McQueen se crió. "La música es el combustible de las cinco películas de la serie, el lugar donde la gente encuentra refugio para sentirse segura", dijo el director, agregando que "crecí en el paraíso. En mi colegio había todas las nacionalidades del mundo. La comunidad antillana era brillante, acogedora, todos éramos uno. Y esa comunidad es la razón por la que yo ahora estoy aquí, por todos los sacrificios que ellos hicieron", recordó.