Cuidado del medioambiente
La desaparición progresiva de especies es uno de los asuntos de mayor gravedad planetaria porque no sabemos los efectos que ello tiene en los ecosistemas. Una alerta urgente: Según Global Footprint Network, si todo el mundo asumiera el estilo de vida y de consumo de los habitantes de nuestro país, los recursos naturales se habrían agotado el 18 de mayo.
Durante las últimas semanas hemos visto noticias preocupantes y alentadoras en relación con el medioambiente. Las últimas noticias nos vuelven a revelar el enorme consumo de bienes naturales, mientras amenazamos a parte importante de la biodiversidad planetaria.
Recordemos: el pasado mes de mayo Chile se convirtió en el primer país de Latinoamérica en entrar en Sobregiro Ecológico durante 2020, según los datos del organismo Global Footprint Network (GFN). No es primera vez que esto ocurre y, por tanto, debe ser una alerta del impacto ambiental que generamos en el país.
Afortunadamente, hay también hitos destacables. Uno de estos tiene que ver con la reproducción en cautiverio de la Ranita del Loa, un trabajo desarrollado por el Ministerio de Vivienda y personal del Zoológico Nacional. En 2019 fueron rescatados 14 ejemplares desde el río Loa, en la comuna de Calama y una docena está con vida, de los que cinco son machos, seis hembras y una rana juvenil de la que aún se desconoce su sexo. A partir del trabajo de recuperación, nacieron 200 crías.
Hace algunas semanas se conoció de otro espécimen que no era visto hace casi un siglo en Ollagüe (Rana de Hall), por lo que su avistamiento provocó obvia alegría. Se trata de un anfibio delicado que habita en vertientes específicas de ese sector cordillerano.
La desaparición de especies es un asunto es de tal gravedad que, según la Organización de Naciones Unidas, se extinguen 150 especies al día.
En estas jornadas de pandemia hemos visto avistamientos de distintos ejemplares salvajes en espacios públicos, lo que solo confirma la agresividad del hombre y de nuestras costumbres con el medio que nos rodea. Usamos y abusamos innecesariamente, consumimos productos y bienes superfluos, a veces por pura moda pasajera, sin conocer o preocuparnos de los efectos que eso conlleva.
El mundo es uno solo, los bienes no son infinitos; es algo que debemos aceptar y a partir de allí dejar de ver el planeta como una colección de objetos, sino como algo más delicado e interconectado entre sí.