"Me siento parte de una generación de luchadoras"
COMPROMISO. Mirta Moreno Moreno, consejera regional y exdirigenta sindical de Chuquicamata.
Una mala experiencia en su infancia trascendió y caló hondo en la vida de la joven Mirta Moreno Moreno. Junto a su madre vivió una difícil situación, "que luego derivaría en mi deseo de más justicia, y un trato digno para todas las mujeres que en esa época trabajábamos en Codelco. Ese hecho creo que me volcó a ser una luchadora", dice quien fue parte de lo que ella denomina "de tiempos en que nos hicimos sentir entre nuestros compañeros, y ellos nos apoyaron", confiesa esta exdirigenta sindical, y que tuvo una trayectoria de 17 años en esa actividad.
-¿Echa de menos a esa época en que era dirigenta sindical?
Ahora estoy fuera. Mi foco está en la región y en su gente. Obviamente veo y analizo la actualidad que atraviesa el mundo laboral en Codelco y Chuquicamata particularmente. Pero ahora estoy aprendiendo y también trabajando por el conjunto que somos los habitantes de esta región. La actividad sindical fue muy importante en mi vida, y me ayudó a seguir preparándome para trabajar en el Consejo Regional.
-¿Ha cambiado mucho la consejera que fue una reconocida dirigenta?
Claro, porque fue adquiriendo experiencia, y porque a través del tiempo uno va poniendo en valor y aprendiendo. Pero lo mío también tiene que ver con lo generacional. En una época en que pusimos el tema de la igualdad. Me siento parte de una generación de luchadoras como Irene López, Marcela Matamoros, Ruth Moreno, Cecilia González, que pusimos temas como las capacitaciones laborales, la igualdad de oportunidades. En aquella época los varones ascendían o mejoraban escalas y las mujeres no. Nos hicimos visibles, y ello cambió, nos empezamos a valorizar.
-¿Y cómo es que sintió que debía ser dirigenta y sacar la voz?
Hubo un tiempo en que se me tildó de comunista, sin serlo y eso fue lo más curioso. Entonces en Codelco me ofrecieron cancelarme; fue terrible porque o me iba o me transferían. Y un dirigente sindical dijo que yo era comunista. Entonces ese evento me hace pensar que eso no era correcto y que debía actuar. Esa experiencia contribuyó a abocarme a la dirigencia sindical.
-¿Y cómo se fue formando como dirigenta?
Yo trabajaba en el área de Recursos Humanos, puntualmente en Previsión Social, ahí se tenía mucha información acerca de la actualidad de cada trabajador; pensiones accidentes laborales, enfermedades laborales y otros se atendían allí, y se trabajaba con esa información para diversos trámites y otras tramitaciones. Entonces ahí aprendí bastante. Aprendí y me ayudó mucho en que me pudiera orientar y también entender sobre lo que pasaba con la fuerza laboral de la empresa. Comencé a entender el funcionamiento también de las áreas y sus particularidades.
¿Cómo ha visto la evaluación del mundo sindical?
Si hay algo en lo que pienso recurrentemente es algo que nos faltó avizorar. A poner en perspectiva y fue el impacto tecnológico que iba a tener la minería. Ese cambio, ese traspaso y también las capacitaciones para que se mantenga activa la actividad y fuerza laboral de los trabajadores. Poner en valor la experiencia de cada trabajador, y que tuviese las herramientas necesarias para los nuevos cambios que implicaría este proceso. Y creo que eso ha quedado de manifiesto a nivel nacional, no sólo en lo referente a la minería. Ha afectado transversalmente a todas las actividades.
-¿Qué otros eventos marcaron su vida como dirigenta sindical?
Dos muy simbólicos para mí. El traslado de Chuquicamata; y del hospital Roy H. Glover. Fueron procesos muy importantes y sentidos para todos los chuquicamatinos. Esa fue también una etapa para mí muy importante para analizar procesos. Por eso hablo de lo generacional, porque había que preparar a la comunidad para un evento como el de dejar el campamento e iniciar otro que va de la mano con la tecnología y su impacto. Y eso fue muy emblemático y por cierto triste.
-¿Y cómo se siente como consejera regional ahora?
Bueno, ahora estoy en esta tarea. Llegué porque me parece importante cómo se desarrolla a la región. Me gusta mucho este trabajo de tener contacto con la realidad regional, de su gente, de que a través de proyectos, iniciativas, y con trabajo conjunto se pueda avanzar para una mejoría, sobre todo en estos tiempos en que nos tocó enfrentar una situación compleja. Esto también nos ha desafiado como autoridades a poner focos urgentes en materia sanitaria, en reactivación de los sectores más golpeados, pero poniendo el foco en la gente, en las personas debemos pensar ahora.
-¿En lo generacional que usted recuerda, cómo fue su mejor época como dirigenta sindical, cómo era para usted ese desafío?
Lo recuerdo con mucho cariño. Con alegría y sinsabores porque hubo que enfrentar distintos procesos. Ahí tenía ya bastante conocimiento del convenio colectivo que nos regía, teníamos también a un grupo humano fantástico de personas, y hubo en aquella época una situación inédita. Cinco mujeres en la dirigencia de sindicatos potentes, fuertes y que enfrentaron situaciones tensas y no menos complejas. Si, esa generación trabajo harto, y lo mejor es que éramos cinco quienes estábamos ahí trabajando y siendo partícipes de cambios que nos atañían a todos por igual. Sin duda alguna fue muy lindo, pero también complejo. Siento que fue también fue muy importante que en esos procesos haya existido presencia femenina, que también con su perspectiva ayudara a a estas transformaciones que nos tocó enfrentar. Fui también muy afortunada de estar ahí, verlo y vivirlo. Es parte del rol que me tocó enfrentar en esa época y que es simbólico también para el conjunto de los chuquicamatinos, sus trabajadores y familias y el cambio que significó.