Personas en situación de calle
La crisis económica y social ha golpeado especialmente a quienes no tienen redes a las que recurrir, ni herramientas para desenvolverse en estas dificultades. Muchas de estas personas han perdido sus precarias fuentes de ingreso y han debido salir a vivir escondidos en distintos espacios de nuestras ciudades, con las complicaciones que eso implica.
Diversos son los impactos sociales y económicos generados por la crisis sanitaria que enfrenta el país: el desempleo, las ollas comunes, el cierre de pequeños emprendimientos, el menor dinamismo, la pérdida de confianza la mayor incertidumbre, son algunos efectos que están a la vista.
Y como suele ocurrir, los más desposeídos son quienes resultan más afectados por estas crisis. Lo vemos con las clases medias y las más pobres (donde hay una notable red de solidaridad y amistad, debe decirse), que tienen menos recursos para lidiar con problemas de este tipo.
Pero el asunto también comienza a reflejarse en un aumento en el número de personas en situación de calle en nuestras ciudades.
Se trata de una cuestión algo más dramática pues son personas habitualmente invisibilizadas para gran parte de la población, que los observa casi como parte del paisaje urbano. Detrás de ellos hay historias, dolores, familias y detalles que desconocemos por completo.
Quizás sea este uno de los mayores ejemplos del quiebre de una sociedad demasiado cargada al éxito y poco enfocada en los seres humanos, en su dignidad y cuidado.
Muchas de estas personas han perdido sus precarias fuentes de ingreso y han debido salir a vivir escondidos en distintos espacios de nuestras ciudades, con las complicaciones que eso implica.
Eso explicaría el notorio aumento del fenómeno en algunos puntos como el borde costero de la capital regional y otros.
La impresión también es fundada por personal del Hogar de Cristo y la Seremi de Desarrollo Social y Familia. Debe recordarse que en la región existen "oficialmente" 711 personas en esta condición. En Calama (317); Antofagasta (264), Tocopilla (111), María Elena (6), Mejillones (4), San Pedro de Atacama (4) y Taltal (5).
Pero sabemos que la cifra es mucho mayor y amplificada por los migrantes arribados en estos meses.
Que no se nos queden atrás estos ciudadanos es un desafío mayúsculo, pero que nos revela como sociedad y personas.