"El Calama de ahora es multicultural"
IDENTIDAD. Mario Heusser, director de Calama TV y su visión del desarrollo local en los últimos 30 años.
L legó a Calama con su familia procedente de Talcahuano hace 31 años y decidió echar raíces acá, donde ha tenido dos matrimonios, cuatro hijos y una dilatada y esforzada historia en los medios de comunicación.
"En el sur ya dicen 'este es calameño', ya lo perdimos. Yo me declaro calameño en todos lados. Soy feliz acá, donde puede desarrollarme personal y profesionalmente en una tierra que me lo ha dado todo", dice Mario Heusser (48), licenciado en informática en la Universidad de Antofagasta director de Calama TV, un hombre de radio y tv que nunca pensó dedicarse al mundo de las comunicaciones.
-¿Cuándo empezaste en esto del canal de televisión local?
Trabajé varios años en mi área, me estaba dedicando a administrar y a recursos humanos y desde el año 94', empecé en radio durante los fines de semana, ordenando CD's primero, luego como productor de programas, después dirigiendo programas y más adelante incluso como locutor. Aprendí de los grandes de esa época en la ciudad y me di cuenta que me gustaba y que lo hacía bien. Hasta que en el 2003, Víctor Tapia, quien ya tenía la Radio FM Siete y a quién conocía de años, participó en la licitación por el canal de televisión para Calama, ganó esa licitación y me ofreció ser el director del proyecto...
-¿Sin expertiz en televisión o sabías algo?
En ese tiempo, lo único que sabía era cambiar la tele con el control remoto. Pero había un director audiovisual, uno periodístico para las noticias y lo mío era administrar los recursos, vender...
-Y de ahí a la pantalla...
Lo que pasa es que después, si te gusta y te pones la camiseta, te vas involucrando en el giro del negocio, si tampoco éramos muchos. Aprendí a editar, a escribir textos para televisión, a generar contenidos, a todo lo que implica el trabajo en un canal local, donde finalmente haces de todo.
-Cómo ves el papel de los medios locales en un país donde cuesta tanto la regionalización. ¿Hay tareas pendientes?
Yo siento que todos los medios locales que permanecen en el tiempo, que tienen cierto estilo, sean de tv, radio o escritos hacen su papel y lo hacen muy bien, por algo siguen ahí. El tema de ganarle a los medios masivos siempre va a ser una pelea en desventaja cuando se considera el tema de los recursos. Pero en términos de protagonistas, siento que con su discurso más frontal o menos frontal, hay gente de esta ciudad que impone un discurso en los medios de comunicación y el tema va mejorando con los años.
-En 31 años has visto cambios evidentes en Calama y también en su gente... ¿Qué extrañas de ese Calama de hace tres décadas?
No sé si extrañar sea la palabra pero tengo claro que en esos tiempos en que uno era más joven podía irse a una fiesta, salir en la noche y volver a tu casa con la tranquilidad de que no te iba a pasar nada. Era un pueblo chico, tranquilo, donde nos conocíamos todos y nos respetábamos todos. Ahora, me parece que las generaciones nuevas no pueden hacer eso porque la inseguridad es tremenda. Tiene que ver con que Calama es una ciudad en desarrollo y que por lo mismo, se abre a que llegue más gente. Y como en todos lados, llega de todo...
-Este Calama no es el mismo del asentamiento minero con trabajadores Codelco y su discurso de antes. Ahora, hay muchísimos extranjeros que se instalaron acá e hicieron crecer y cambiar el universo demográfico de la ciudad. ¿Va costar reconciliar esos dos mundos?
Yo siento que estamos en ese proceso. El Calama de ahora es un Calama multicultural y eso ha ido aportando costumbres que antes no existían. A uno antes le llamaba la atención que había gente de color en la calle y hoy es casi parte del paisaje. Hoy tenemos a los "nuevos chilenos", que son de color de piel distinto pero nacieron acá y se han integrado de manera fantástica. Mientras esas nuevas costumbres de cultura vayan de la mano con las anteriores, como vimos el otro día con la fiesta de Ayquina que se recordó igual en pandemia y con gente de ese enraizamiento cultural. En la medida que esa nueva identidad se vaya forjando y modelando, vamos a crecer más en comunidad sin perder la tradición.
-¿Qué nos falta?
Hay un tema con las promesas incumplidas. Por ejemplo, muchas veces escuché a gente que habló de la importancia de explotar el Alto El Loa como un potencial turístico, de convertir a Calama en el centro desde donde los turistas puedan acceder a las minas, a las comunidades del interior, incluso a San Pedro de Atacama pero quedándose acá. Bonita idea pero... nadie concreta nada. Lo mismo con la costanera del Río Loa. Hace dos años que está esa idea parada y no pasa nada. Ciertamente se necesitan más espacios de esparcimiento, más áreas verdes donde la gente pueda salir a compartir en familia y con seguridad. Hemos avanzado mucho pero nos faltan cosas simples aún.
-¿Y el discurso de lucha? Es verdad eso de que hay líderes locales y el calameño lucha por sus intereses...
No sé si es tan fuerte como debiera ser. Hay avances y se nota en la conciencia de la gente. En que el discurso de que nos están contaminando, en que las mineras se ponen con lo mínimo que les exigen, dando su 100 cuando pueden aportar 150 es de toda la gente. Pero de que falta unión y encontrar gente que lidere esas luchas, es un pendiente.
-¿A qué debemos apuntar?
Calama es una ciudad que da oportunidades. Pero el trabajo de los que queremos esta tierra hayamos nacido o no acá está en luchar porque se generen mejores oportunidades para los nuestros. Una universidad local generaría profesionales que se formen, trabajen y se queden acá para siempre...