Andrés Sabella y sus lecturas valiosas
Recuerdo a mis alumnos de literatura reclamando ante libros "muy largos" o "muy difíciles". Compartí con mis colegas la idea de no imponer sino entusiasmar. Respecto de estudiar a Andrés Sabella no era difícil dada su enorme producción. Pero sí, el desafío de llevarlos a Norte Grande no dejaba de ser fuerte. Asumí la tarea pensando en seleccionar algunos de sus textos aptos para edades jóvenes. Para nosotros, los docentes, leerlos era ver de nuevo a Andrés e incluso recordar sus palabras diciendo: "He querido que la paz y y la poesía me definan, porque de este modo únicamente, puede una persona crecer, bizarramente, y crear."
Fui entonces a Norte Grande a buscar, con mucha fe, lo que necesitaba, y al abrir el libro encontré al joven Andrés diciendo: "Cuando el viento se dispone a soplar sus flautas, las pobres piedras alzan, un poco, sus torpes orejas y dijérase que intentan moverse, en un baile grotesco y enternecedor". Y: "Las nubes se deslizan, lejanas, con timidez. El cielo se abre en una bella sonrisa azul-perdida. Es un cielo barnizado, como un espejo imperial. Los niños creen que, con los años, serán capaces de tocarlo con las puntas de sus dedos…"
Hay una imagen del viento y las nubes llamando al océano: "El mar salta, furiosamente. Es un esclavo condenado a desear el impulso que le permita tocar la barriga de aquel otro océano que esplende tan quieto y tan límpido, con peces blancos, lentos y peregrinos…"
Y ya un poco más fuerte: "El viento se agacha y coge puñados de tierra. La tierra salta en un loco salto sin gracia. El viento se echa a galopar y silba para congregar a todos sus hijos en tan cómoda pista. Y los hijos del viento acuden, desde sus escondites, brincando gozosos. Y en el desierto no sucede, entonces, sino un delirio de cuerpos que danzan."
Esa tarea nuestra fue un éxito. Ante el excelente trabajo de un artista completísimo como Andrés Sabella, no nos quedamos solamente frente una mirada o un análisis. Porque hay mucho más dentro de lo que escribió y habló, y saldrá hacia afuera durante años, siempre gracias a su amor a la vida y a los seres humanos.
Cecilia Castillo, profesora, académica, escritora.