Efe
Si Brigitte Bardot fue icono sexual en los 60, Claudia Schiffer se convirtió en los 90 en la mayor "top model" gracias a Karl Lagerfeld, quien la empujó a caminar por la pasarela como una diosa. Ahora está centrada en sus negocios y en una exposición de fotografía de moda.
Su último desfile con Yves Saint Laurent fue en 2002 y desde entonces poco se sabe de Claudia Schiffer, una modelo rubia, de 1,82 centímetros de altura, ojos azules, pómulos marcados y una sonrisa que conquistó las pasarelas en los 90 y abanderó la poderosa armada de "top models" junto a Naomi Campbell, Cindy Crawford, Christy Turlington, Helena Christensen y Carla Bruni, por mencionar a algunas.
Hoy cumple 50 años y vive centrada en su faceta empresarial con una línea productos cosméticos y algunas colaboraciones con firmas pequeñas que le gustan, aunque también ha participado en proyectos de lujo como alguna sesión de fotos para Chanel.
Diseño y fotografía
Claudia Schiffer nunca se ha desvinculado de la moda, una industria que le ha dado todo y con la que ha ganado una gran fortuna. La revista Forbes la catalogó como una de las modelos más cotizadas, con más de 100 millones de dólares.
Ahora vive desde otro ángulo: a través del diseño. Creó una colección cápsula de prendas básicas que reflejan "su estilo personal sin esfuerzo", como escribió en Instagram. En estos momentos está volcada en una exposición fotográfica sobre moda de los 90 que verá la luz a finales de año.
Después de un romance de seis años con el mago David Copperfield, se casó en 2002 con el productor cinematográfico Matthew Vaughn con quien tiene tres hijos y vive feliz en una casa de campo en el pueblo de Oxfordshire (Inglaterra). "Yo soy una mujer sencilla, no tengo nada especial, me siento como una mujer normal", ha dicho la top en muchas ocasiones.
Años como modelo
Su historia como modelo empieza con solo 17 años mientras bailaba con un grupo de amigos. Michel Levaton, director de la agencia de modelos Metropolitan, le preguntó si quería ser modelo y así se lanzó su carrera.
Es consciente de que proyecta una imagen fría y distante, pero asegura que es debido a su extrema timidez: "Nunca tuve la necesidad de estar en el foco de atención".
El éxito le llegó tras hacer una campaña de ropa vaquera para la firma Guess en la que recordaba a Brigitte Bardot. Karl Lagerfeld se fijó en ella, buscaba reinventar Chanel y la contrató y así se convirtió casi en una estrella de rock.
Quienes han trabajado con la "top", la recuerdan como muy profesional, puntual y detallista. Se ha ocupado de cuidar su imagen, de preservar esa ingenuidad y sencillez que le ha acompañado a lo largo de su carrera.