Cosas aprendidas en estas semanas
Son tiempos difíciles, lo sabemos, pero debemos salir adelante, valorar la vida y ordenar lo prioritario de lo secundario para ser mejores. A las dificultades tendremos que imponer una fortaleza que no se aprende en ninguna parte y cuando mucho sale de la experiencia. Conversar es bien fundamental para aprender en estos días.
Más tiempos con nuestra familia, un encuentro con nosotros mismos, valorar lo realmente importante, separarlo de lo accesorio y ordenar nuestras prioridades, son algunas de las reflexiones que podríamos tener en estos días de inédito confinamiento obligatorio.
Es cierto, no son jornadas sencillas, son derechamente complicadas, repletas de incertidumbre, temores y búsqueda de respuestas, muchas de las cuales no somos capaces de cerrar. El desempleo aumenta, igual que las empresas complicadas, el número de enfermos y muertos. Todo nos recuerda que hoy pasamos por momentos críticos y dolorosos, sin embargo, también debemos reconocer que nuestras interpretaciones modelarán el estado de ánimo con que enfrentaremos esta catástrofe.
Pero, como citábamos al inicio, la pandemia y su restricción de libertades también nos abre muchas cosas que no teníamos contempladas.
Una lectura propositiva exige primero detenerse, ordenarse y saber hacia dónde se desea ir y qué es necesario hacer para concretar tal objetivo. La fortaleza emocional es clave en estos días.
La vida parece más simple hoy y aquello nos revela que las cuestiones realmente importantes no son muchas, pero las atendemos poco. La salud es quizás la principal, la valoramos cuando estamos enfermos, pero esta condición es fundamental para enfrentar cualquier desafío; sin ello todo será más complicado.
También aparece la amistad, la familia, las relaciones humanas. Cuánto extrañamos encontrarnos con los seres queridos, tocarlos, compartir un café y una conversación, cuestiones que no cuestan mucho dinero y sin embargo tienen un enorme poder sobre nuestra cotidianidad.
Son estas acciones, leer, dialogar, empatizar con el otro, ayudar a quien lo necesita, practicar la gratitud, las que marcarán diferencias sustanciales en nuestro ser. No es el consumo desenfrenado, vivir esclavo de la moda o las tendencias, las que nos harán mejores o más felices, son otras prácticas las que nos traerán mejores dividendos para nosotros y quienes nos rodean.