Ahora depende de nosotros
"No hay que ser experto para entender una ecuación tan sencilla como que quedarse en casa y evitar el contacto con las personas significará evitar más muertes en el futuro". José Miguel Castro, Diputado de la República
Varios son los factores que inciden en la decisión de decretar una cuarentena. No se trata de una determinación antojadiza, muy por el contrario. Se consideran distintos indicadores como la concentración de los infectados por kilómetro cuadrado, la dispersión del territorio, y como es esperable, la tasa de contagios: número de personas contagiada en relación al total de la población de determinada localidad.
Las autoridades sanitarias han explicado hasta el cansancio que se trata de una decisión "técnica", responsable y que responde a la búsqueda del bien común.
La cuarentena significa la restricción de las libertades individuales por un beneficio superior, salvar la vida de muchos. La cuarentena equivale en la práctica a la interrupción de nuestra vida cotidiana; de comenzar una nueva modalidad de trabajo, en una situación de pandemia -en los casos más dramáticos- la suspensión y término de éste, y una reorganización desde el punto de vista educacional.
El confinamiento supone - entonces- graves dificultades que afectan nuestra cotidianidad, nuestra vida en comunidad. Es duro, ingrato, y doloroso. Un impacto social, económico y emocional que - a estas alturas- somos incapaces de calcular.
Tan incalculable como las vidas perdidas en nuestra región a causa de la pandemia, ni hablar de Calama, cuya curva de contagios parece no tener freno.
Pero ni las frías cifras, ni las campañas ni el aumento de penas contra quienes contravengan la cuarentena y los toques de queda parecen ser "motivos" para convencer a quienes insisten en desoír las recomendaciones del Minsal.
Hoy cuando nuestro sistema hospitalario está en la UCI, haciendo un máximo esfuerzo para contener la demanda de casos tampoco parece ser un argumento convincente para los incrédulos. Ni tampoco los casi 5 mil funcionarios de la salud del sistema público que están contagiados por estar en primera línea sacrificando su propia vida por los demás.
Las cifras en Calama son elocuentes: 34 nuevos casos, 791 en total, 323 recuperados y 450 activos. Calama alcanza 28 muertes por coronavirus; 91% de ocupación de camas.
No hay que ser experto para entender una ecuación tan sencilla como que quedarse en casa y evitar el contacto con las personas significará evitar más muertes en el futuro.
El Gobierno está haciendo su trabajo, la ayuda social está llegando a las familias más vulnerables. Sabemos que no es la solución definitiva, pero sí lo es, que tomemos conciencia - en especial los jóvenes- que de esta crisis sanitaria sólo podremos salir juntos, respondiendo con disciplina y sentido común. Cuando Chile logra un alto nivel de empatía y entiende que es un sólo equipo, como en cada desastre natural que hemos enfrentado, y en cientos de ejemplo que hemos vivido, somos capaces de vencer cualquier obstáculo, incluso una pandemia.