Día de buena nueva
El mundo está en caos, enfermo, desesperado, anunciémosle que hoy es día de buena nueva. Sergio Lagos Luciano,, Pastor evangélico
Ocurrió en una noche, el rey de Siria reunió sus ejércitos, rodeó y sitió la ciudad de Samaria. Este asedio, representa uno de los más urgentes momentos en la vida del pueblo de Dios. Al amanecer se levantaron y observaron; estaban rodeados por el ejército enemigo. A contar de ese momento comenzó a apoderarse de ellos, el hambre, desaliento, sed y desazón; a tal grado que perdieron las fuerzas, intimidados por el poder enemigo.
Con el tiempo, agotados los recursos, la escases de alimentos era apremiante; en tanto la fe agonizaba desde mucho antes. (2 Reyes 6-7) La desesperación y el hambre los llevó a sacrificar los caballos, e incluso algunos cocinaron sus propios hijos. Lo que marca esta experiencia de pueblo es la presencia del profeta Eliseo, sin él, diríamos que aparentemente Dios no existía para la desesperada ciudad.
En tanto afuera, a las puertas de la ciudad, había cuatro leprosos, representaban lo inmundo del pueblo, lo despreciado, lo desechado por la sociedad de entonces. Estos varones tenían algo que el infiel pueblo no tenía, escucharon sin saber la voz de Dios, y obedecían. De pronto piensan: "¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos?" "Si tratáremos de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí también moriremos. Vamos pues, ahora, y pasemos al campamento de los sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos".
Estos despreciados decidieron enfrentar al enemigo, Se levantaron de noche y caminaron hasta la entrada del campamento, al entrar: ¡Sorpresa! el campamento estaba vacío, intacto, no faltaba nada, salvo los enemigos. ¿Por qué? Dios hizo escapar a todos, huyeron abandonando armas, recursos y riquezas.
Los leprosos festinaron del botín, tomando y enterrando tesoros, hasta que la conciencia de pecado despertó en ellos. Mirándose unos a otros exclamaron: "No estamos haciendo bien. Hoy es día de buena nueva y nosotros callamos; y si esperamos hasta el amanecer, nos alcanzará nuestra maldad vamos pues, ahora entremos y demos la nueva en casa del rey". El desfallecido pueblo recibió las nuevas noticias de los viles y despreciados.
El perdido pueblo se llenaba una vez más de la infinita gracia de Dios. Aprendamos de la historia, el apóstol Pablo enseña a la iglesia en Corinto: "Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es".
Estos éramos nosotros los ahora redimidos por la sangre de Cristo, destinados a llevar las buenas nuevas. El mundo está en caos, enfermo, desesperado, anunciémosle que hoy es día de buena nueva. ¡Jesús ama al mundo!