"Hay que ligar la investigación con la empresa"
ANTOFAGASTINIDAD. Hanna Müller Esparza, científica.
Bioquímica y doctora en microbiología de la Pontificia Universidad Católica. Esa es Hanna Müller Esparza, quien nació el 16 de abril de 1991 en Antofagasta.
Desde el colegio que le gustó la ciencia, pero fue durante la universidad cuando decidió intentar en serio el camino académico.
"En mi tesis de pregrado estudié los relojes circadianos (unos temporizadores que tienen algunas células que les permiten seguir ritmos de luz/oscuridad) de un hongo que come plantas. Ahí me maravillé con lo compleja que puede ser la microbiología. Uno puede pensar en virus, bacterias y hongos como bichos simples, pero la verdad es que esconden un mundo de maravillas... (Esto) reafirmó mi interés en tener mi propia línea de investigación y formar a los científicos del futuro. Ahora estoy buscando donde seguir este sueño".
¿Cuál es el recuerdo de tus padres y cuál fue su mejor enseñanza?
- Estar lejos de la familia se vive pesado siempre, pero más aún en estos tiempos caóticos. Claro que se quedan en la memoria las navidades, los cumpleaños y las vacaciones; pero más aún me gusta acordarme de esos momentos que pudieron ser días comunes y corrientes, pero terminaron siendo especiales. Mi papá siempre logra sacarme una sonrisa en los momentos difíciles, mientras que mi mamá me da perspectivas que nunca imaginé para poder salir de los problemas. Ambos son un equipo bien particular, y me siento muy afortunada de ser su hija.
Mis padres me siguen enseñando hasta hoy. Mi papá, aparte de contagiarme su espíritu positivo, me metió en la cabeza tanto el pensamiento crítico como el amor por la profesión. Él fue de los primeros en apoyar que me dedicara a la ciencia. Es un innovador por donde se le mire y me gusta pensar que saqué parte de su creatividad intelectual. Complementariamente, mi mamá me enseñó lo que es ser una mujer fuerte. Es una líder innata, muy creativa, para quien todo tiene una solución. No sé por qué les sorprende tanto que siempre salga de presidenta de curso, consejera de la Universidad o representante de doctorado; con padres como ellos no había otra opción que ser canapé (risas).
Hoy vives/estudias en Alemania. ¿Cómo ha sido esa experiencia?
La experiencia, desde el punto de vista profesional, ha sido increíble. Alemania es uno de los mejores lugares del mundo para hacer investigación. Y sobre eso, estar trabajando en un Instituto Max Planck es insuperable. Todos los amigos científicos que se van a otros lugares nos dicen que somos unos mimados. Se nota la relevancia que pone el país en hacer "ciencia básica", porque nunca se puede saber qué descubrimiento va a cambiar la humanidad. Así, aquí he podido desarrollar mi creatividad como nunca, pudiendo seguir cada idea, además de aprender de los mejores del mundo. Por el lado personal las cosas se ponen agridulces. Ver a la familia, con suerte, una vez al año y perderse eventos importantes es súper triste. Además, el choque cultural es grande, principalmente por el idioma y la falta de redes de apoyo. Igual no puedo ser tan malagradecida, también aquí conocí a mi pareja, que es italiano, algo que nunca hubiera pasado si me hubiera quedado en Chile. Al final, me gusta pensar que el cambio me ayudó a ser más resiliente, y me preparó para los siguientes cambios en mi vida.
¿Qué espacio de la región de Antofagasta es el que más te gusta, el que extrañas y por qué?
- La playa, de seguro. Aunque esté llena de pelillos. Con mi pareja tenemos la eterna batalla de montaña versus mar, porque él viene de los Alpes. Quiero convencerlo de que tener a tu disposición kilómetros y kilómetros de playa, poder ir a chapotear después del colegio, o avistar cachalotes y delfines de camino a la casa no tiene comparación. Si mezclas eso con buen clima todo el año y cerros a la vista, para mí, no hay competencia.
¿Dónde debe poner la región su mayor esfuerzo para el futuro?
- En mi opinión, principalmente en dos cosas. Primero, la región se beneficiaría de ligar más la investigación con la empresa, con tal de generar valor agregado a lo que producimos. Tener un canal fluido entre los científicos de la región y las compañías para identificar problemas en los cuales la innovación científica podría ayudar. Ya a más largo plazo poder apoyar monetariamente la investigación básica sería algo que daría frutos constantes, pero por algo hay que partir. Segundo, me gustaría ver un mayor esfuerzo en convertir Antofagasta en una "región verde". El calentamiento global es un problema gigante, y estamos en momentos donde son necesarias medidas extremas para frenar su avance. Cambiar a energías renovables, invertir en ciclovías en el eje norte-sur para desincentivar el uso del auto... Hay muchos ejemplos que podrían adaptarse a la realidad antofagastina para comenzar el cambio.
En tiempos tan convulsos ¿qué consejo le daría a personas que no conoces?
- Les pediría que se informen, pero de forma crítica. Llamaría a buscar más fuentes y no encerrarse en una burbuja de opiniones iguales a las mías. En mi carrera nos enseñan la importancia del método científico para probar una hipótesis, y este tipo de formación es la que me gustaría ver en todos, porque ayuda a basar nuestro pensamiento en hechos y no emociones.