Pesar por fallecimiento del profesor de atletismo escolar Roberto Rojo Vegazo
FORMADOR. Toda su vida se dedicó a trabajar en la Cancha Roja con los alumnos de la escuela local D-45.
Formar deportistas o incentivar la vida sana en los más jóvenes casi siempre es una labor anónima, poco correspondida. Pero jamás ingrata, como reconoce Uberlinda Torres, esposa del desaparecido entrenador y profesor extraescolar, Roberto Rojo, quien falleció en Iquique hace unos días.
"No he podido leer todos los mensajes, son miles… leo y lloro. El corazón no me da más", cuenta la viuda del recordado maestro del deporte infantil en Calama, quien perdió la batalla contra una compleja insuficiencia renal.
En Calama, el deceso del profesor Rojo, caló hondo entre sus colegas, amigos, ex alumnos y comunidad educativa en general. Su legado es innegable, más cuando se recuerda que trabajó durante 40 años en el área de la educación extraescolar.
Siempre sonriente, siempre dedicado y dándole vida el espacio de la Cancha Roja, el desaparecido profesor hizo una especie de apostolado, donde el foco principal estuvo puesto en el bienestar y desarrollo de los niños.
Su esposa Uberlinda era prácticamente su mano derecha en todas estas actividades, más que nada porque ella también es profesora y ese sentimiento de ayuda y crianza lo compartían desde que se conocieron.
"Las competencias, los partidos eran los domingos, pero ya el jueves estaba el equipo listo. Camisetas lavadas, planchadas, medias zurcidas, los niños siempre bien presentados. Y cuando íbamos a Chuqui, a correr en el estadio Anaconda, al regreso, él no quedaba tranquilo hasta saber que todos los niños estaban en sus casas", dice su compañera de vida.
Atletismo
Otro escenario familiar de Roberto Rojo fue la Cancha Roja, donde organizó y coordinó múltiples torneos escolares. "Una vez llegó Nelson Tapia, el arquero de Cobreloa y la selección chilena a saludar a los niños. Entonces él me abrazó y me dijo: ojalá que no se enoje su marido y justo aparece Roberto y me dice, ah! Te pillé… Desde entonces lo bromeaban", cuenta Uberlinda.
Formador por vocación, la trayectoria del profesor Rojo, registra pasos por la escuela D-37, la escuela de Toconao y su etapa más completa, con sus años de docencia en la escuela D-45 de Villa Ayquina, donde tenía a cargo disciplinas como fútbol, atletismo, básquetbol, vóleibol, ajedrez.
"Las cosas resultaban porque era muy ordenado. Tenía todo en carpetas", detalla su esposa.
Una de sus colegas de la Villa Ayquina, le recuerda, como "un hombre sencillo, humilde. Amigo de amigos y enemigos. Si podía ayudarte aunque fuese con un gesto de afecto, lo hacía. El irradiaba vida, dinamismo, una actitud positiva. Y con los niños tenía una relación de amigos, por eso le querían".
Roberto Rojo murió a los 72 años, el pasado viernes 15 de mayo, a las 09.30 horas, en su residencia de Iquique. "Se durmió en los brazos de sus dos hijos (Cristian, 43 y Cynthia, 38) y hoy descansa cerca del mar que tanto le encantaba", cuenta emocionada la mujer que le acompañó durante 43 años y que compartió su mismo lenguaje: el amor por los niños y el deporte.
Un legado que muchos de sus ex alumnos, hoy padres de familia y loínos de arraigo total agradecen. Su legado quedó para siempre...
Navarro: "Se llenaba de niños corriendo"
El presidente del Club Atlético Chuquicamata y de Fedemu, Martín Navarro también tuvo palabras para recordar al "Profe" Rojo. "Todo el mundo ligado al atletismo en Calama lo quería porque él tenía un don muy especial, que era el de convencer a los alumnos para que fueran a los torneos o a correr a la Cancha Roja, esa capacidad de convocar. Hacía las citaciones a sus alumnos y se llenaba de niños corriendo, llegaban de todos lados a participar. Muchos de los que hoy corren en Calama fueron incentivados por él en su etapa de estudiantes", rememoró.