74 futbolistas y 8 técnicos: Las cifras de Cobreloa en sus años en Primera B
SIN PROCESO. El quiebre de Marco Figueroa con la directiva llevó a los hinchas a preguntarse por qué se fracasa en el intento por volver al fútbol de honor. La respuesta está en la política deportiva.
Lucas Simón llegó en enero de 2017 a Cobreloa y se fue en diciembre de 2019 del club. Dos años le bastaron para convertirse en el máximo referente de Cobreloa en su largo y sufrido paso por la Primera B del fútbol chileno, desde ese domingo de mayo de 2015 en Chillán.
Su gran frustración fue no ascender con uno de los clubes más importantes en su carrera. Y cuando se le pregunta por qué no se logró conseguir al objetivo, desde Brasil envía un análisis que las cifras refrendan duramente.
"Cuando ves que pierde una final y que de repente son todos malos y hay que cambiarlos a todos o trabajas con dos técnicos en una misma temporada es imposible pensar en el éxito. Los equipos se van formando, los procesos dependen de cómo se vayan adaptando los nuevos a una política y proyecto deportivo que ya existe", dice.
Y tiene razón. Los números son extremadamente decidores y ahora, con la distancia entre el actual entrenador, Marco Antonio Figueroa y el directorio loíno podrían seguir acrecentando una estadística nefasta.
Sin fondo
La idea de la actual directiva y las dos anteriores en la serie de ascenso -con Augusto González y Gerardo Mella como presidentes- siempre apostó a una sola mirada: subir a como diera lugar, apostando a éxitos en otros procesos más que a una política deportiva definida y consistente.
El primero en llegar fue César Vigevani, entrenador argentino que llegó como la gran carta de González para "reencantar" a los hinchas. Trajo 14 jugadores nuevos, desmanteló el plantel que venía del descenso y terminó yéndose antes del término del torneo en medio de un camarín quebrado por indisciplinas y con jugadores asegurando que no había trabajo ni se les transmitía confianza.
Primer error
Esa fue una temporada para aprender y en la siguiente, Gerardo Mella intentó poner en la mesa la idea de refundar el club con directivos con ideas más modernas y un equipo joven, con gente de casa, pero el sector opositor -liderado por Walter Aguilera y Adrián León- se opuso, pues tenía en mente a Víctor Rivero, entrenador de futuro prominente y éxito en la categoría.
Finalmente, Mella se impuso en la elección y terminó poniendo en el cargo a Carlos "Chifi" Rojas, referente de la institución, quien consiguió la llegada de jugadores de renombre como Arturo Sanhueza, Ezequiel Cacace o Michael Contreras, que venían de clubes importantes. 12 nuevos futbolistas se vistieron de naranja esa temporada.
El timonel sufriría problemas de salud que lo terminarían alejando de su cargo y Aguilera tomó el timón sacando a Rojas por malos resultados con apenas cuatro partidos. Sin opción de conseguir a Rivero -firmó en Everton- acudieron a la cantera y nuevamente César Bravo y Rodrigo Meléndez asumieron la banca, en la peor campaña del club en el ascenso, terminando en el puesto 12°.
Improvisación
La idea era dar un remezón y alguien en la comisión de fútbol pensó en la figura de José Sulantay. Un entrenador retirado que ganó una rueda y se adaptó rápido aunque ni siquiera había conformado su propio cuerpo técnico.
"El Negro" trajo pocos jugadores -tres en su primer período- pero acertó, especialmente con Cristián Oviedo y Lucas Simón, quienes le cambiaron el rostro al equipo.
Arturo Sanhueza, el capitán de ese plantel recuerda que "íbamos bien pero la presión siempre estuvo y nunca se pudo cuajar un grupo que trabajara tranquilo. Recuerdo que perdimos ese partido con Magallanes y la temporada terminó en escándalo. Además, ese año, sin hacer un mal torneo peleamos contra La Calera de Rivero, que tuvo el mejor rendimiento de un equipo en la B del último tiempo".
El DT no deja dudas. "Es imposible trabajar con dirigentes hinchas porque ellos nunca van a apelar a un proceso. Yo me fui peleado porque le faltaron el respeto a mi historia con el club. Ellos, no los hinchas. Cobreloa necesita que se recupere esa impronta que se tenía antes, en los 80' y 90'. Y eso parte desde la dirigencia", explica.
Referentes
Con Sulantay fuera, el directorio volvió a buscar un antiguo idilio, el de Víctor Rivero. Pero su sensacional semestre anterior con ascenso incluido los llevo a buscar al entrenador más exitoso de la categoría, Luis Marcoleta, eso después de descartar un supuesto interés de Diego Maradona por venir a Calama. Marcoleta eligió La Serena. Fueron por Mario Salas -un entrenador de sistema de juego y trabajo radicalmente distinto a de Marcoleta- y se les cayó cuando lo querían firmar.
y entonces, el gerente deportivo, Boris González propuso la teoría de "hacer castings" o escuchar propuestas. Miguel Riffo, Luis Musrri y Rodrigo Pérez entraron en esa dinámica y este último fue el elegido.
Su proceso, con diez nuevas caras en el plantel, a ratos ilusionó a los hinchas pero terminó abruptamente con un despido tras diferencias con el directorio. "Me fui después de eliminar a Católica en su estadio por Copa Chile y con un plantel que estaba respondiendo. No sé si lo hice tan mal para durar un semestre" dice el histórico ex jugador minero.
Buscaron opciones pero finalmente, un par de buenos resultados del interino Rodrigo Meléndez -dos goleadas en Calama- volcaron a la fanaticada en su favor y la directiva optó por reemplazar el proceso y no armar otro a largo plazo.
Meléndez fue el que estuvo más cerca del retorno a primera división. Tomó el equipo en el puesto 12, lo puso en la final ante Cobresal y su falta de experiencia lo hizo perder la instancia en Calama. Trajo tres jugadores nuevos y ninguno fue aporte significativo.
Desde cero
La idea de muchos era dejar que "Kalule" reiniciara el trabajo con un plantel armado según su necesidad pero el club decidió no renovarle: Víctor Rivero estaba disponible y el viejo sueño de traer a un DT "calado" tentó al directorio.
El entrenador asumió y renovó totalmente el plantel, con 14 nuevas caras durante el año y un estilo de juego que nunca convenció al "paladar naranja", un gran detalle que la comisión de fútbol nunca sopesó a la hora de contratarlo y que incluso, quisieron cambiarle al momento de ofrecerle renovación en diciembre del 2019. El estratego eligió partir.
Con la llegada de MAF -hubo sondeos de otros DT's pero su llegada con los hinchas más su público deseo de venir al club inclinaron la balanza- se despidió a 17 jugadores y se trajo a 18 nuevas incorporaciones.
Probablemente, Simón esté en lo cierto. Con tanto cambio es imposible darle continuidad a un plan de trabajo. Las cifras son indesmentibles...
15,6 jugadores promedio sumó Cobreloa en su pasada por Primera B, si se considera que ha jugado la serie cinco temporadas seguidas.
4 de los cinco años en el ascenso han tenido al club como primera o segunda planilla más cara de la B. Es decir, inversión siempre hubo.