Sólo faltan 15 minutos para el inicio del toque de queda del día sábado, y al interior de la Brigada Motorizada Número Uno de Calama (Brimot), se ultiman detalles de lo que será una nueva jornada de toque de queda, y con ella la ocupación del Ejército en distintos puntos de la ciudad que garanticen que efectivamente no haya tránsito, sino más que el de los vehículos mineros que por razones obvias deben circular por distintos puntos de la ciudad.
Antes de salir a cumplir con el estado de excepción constitucional, el teniente coronel Julio Romero, a cargo de la Unidad de la Unidad Fundamental de Orden Público (UFOP), entrega la planificación de trabajo para lo que será la jornada, la que incluye una hora más de trabajo debido al cambio de horario, la que incluye el atraso de una hora.
Larga jornada
Con fluidez los vehículos militares abandonan la Brimot, cada sección lo hace sabiendo dónde deben apostarse y cómo hacerlo para iniciar controles, puntos fijos y también reportes que entregan cada cierta hora, siempre en conexión con el comandante a cargo de la jornada.
Calama aún está algo tibia por la noche, no se siente aún la llegada del otoño, un factor que ayuda a que las unidades se desplieguen de forma rápida y diligente, reportando sus puntos de control y también de vigilancia ante la jornada que parece tranquila, y que esperan se mantenga en esa condición.
Antes que se cumplan las 23 horas la labor se centran frente al casino, en la avenida Balmaceda, donde un grupo de avanzada efectúa controles a vehículos de traslados mineros, solicitando salvoconductos y toda la documentación requerida según el caso, "porque se trata constatar que efectivamente se estén cumpliendo los protocolos. Es imprescindible que así sea, por muy estricto que parezca. Estamos en una emergencia sanitaria y desde nuestro rol debemos cerciorarnos que se están cumpliendo los requisitos", explica el teniente coronel Romero, mientras un grupo de control fiscaliza un transfer a un costado de un 'erizo' -un dispositivo adosado al pavimento, "el que nos permite que en caso de que alguien quiera evadir o simplemente saltarse el control no lo pueda hacer, sin necesidad de aplicar la fuerza o bien la utilización de armamento", explica el oficial del Ejército.
Ciudad fantasma
Poco a poco las calles quedan desiertas, y la unidad de mando en la que se encuentra el teniente coronel Romero abandona la avenida Balmaceda, la programación incluye otros puntos de control en el que están incluidos cruces y arterias donde se producen, pese al toque de queda, tránsito de vehículos y de personas. El siguiente foco será la intersección de avenida Grecia esquina Maipú.
Allí se apostan y reciben la información de los quipos ya instalados para continuar con la fiscalización, y donde comienzan a manifestarse los casos de desacato por parte de motoristas y transeúntes, los que coinciden en el mismo argumento: "vivo a la vuelta", dicen una y otra vez quienes son sorprendidos en la calle, sin salvoconducto, incluso sin documentación personal requerida por las autoridades militares.
"Esto demuestra que hay muchos quienes sienten o creen que los controles no son efectivos o que se trata de marcar presencia. Nuestra labor incluye el solicitar documentos pertinentes, chequear vehículos y en algunos casos proceder a la retención de personas para entregarlas luego a Carabineros. Hay muchos y muchas que aún no entienden que se está ante un cuadro sanitario complejo, y que es necesario por el bien de todos mantener el aislamiento social", explica el comandante Romero. Y agrega que hay "casos donde se aplica el criterio y el sentido común, como lo es caso de personas que deben salir por remedios o bien para acudir de urgencia a donde un familiar por motivos de enfermedad. Se trata de situaciones comprensibles".
Irresponsabilidad
A poco de cumplirse la medianoche y por ende el retroceso de la misma comienzan a aparecer aquellos personajes que desafían la disposición de las autoridades. Ajenos a normas y restricciones sanitarias se ven por ejemplo jóvenes en evidente estado de ebriedad y de consumo de sustancias ilícitas. Ejemplo de ello es lo que el equipo del oficial Romero constata en la intersección de avenida Grecia esquina Vargas. Allí un grupo de jóvenes con la mirada extraviada, hálito alcohólico y, en muchos casos, con problemas para hilar frases se espantan al ver la presencia militar, uno tras otro explican que no sabían ni tenían idea que se aplica a diario un toque de queda a contar de las 22 horas, otros en tanto aducen la frase del "vivo a la vuelta", y es ahí donde "también opera el criterio, porque algunos abandonan su hogares para compartir alguna jornada de carrete, es ahí donde se debe operar con mucha cautela, pero en la mayoría de los casos se trata de personas en situación de calle, otros en tanto simplemente bajo la insensatez y la irresponsabilidad".
Parcelas y fiestas
La labor continúa y ya es pasada la medianoche, más bien de las 23 horas con horario invernal, y el equipo se dirige hasta calle Cobija para efectuar un control, "se han reportado fiestas y consumo y venta de alcohol en estos sectores", explica Romero. De hecho debieron interrumpir una fiesta al interior de una parcela donde había cerca de 60 personas, quienes aseguraron estar festejando un cumpleaños, aún cuando las autoridades sanitarias han aconsejado de manera preventiva el no efectuar reuniones de más de 20 personas, y de acuerdo a lo explicado por la autoridad castrense al ser solicitados los antecedentes incluso pidiéndole al festejado que explicara la situación, se logró establecer que quien celebraba un año más de vida "tenía fecha de nacimiento en julio", lo que ejemplifica que no se están respetando las medidas preventivas, más aún se utilizan mentiras y argumentos inverosímiles, debiendo los militares terminar con el encuentro, para luego cerciorarse de que se cumplan las medidas.
La noche sigue su curso y el grupo de los oficiales de la Brimot se desplaza aún más al poniente "porque debemos cerciorarnos que en los distintos puntos de la ciudad se esté cumpliendo la normativa, menester de ello y de la información recibida por nuestras unidades móviles y de las que se encuentran recorriendo la ciudad de infantería - a pie- debemos recorrer y verificar que así sea", explica el comandante Romero sobre el desplazamiento hacia puntos donde no pareciera haber actividades masivas.
Las tinieblas
En cumplimiento a la labor de orden y seguridad llevó, ya pasadas la una de la madrugada a los efectivos militares, hasta el sector denominado como 'Las Tinieblas', en la calle Santa María, donde igualmente debieron revisar y constatar el cumplimiento del toque de queda. Allí el panorama es algo perturbador, incluso para los uniformados. Al llegar una motocicleta se encuentra estacionada en medio de la vía, y a un costado está un grupo de mujeres tratando de articular palabras y el propietario del vehículo ni siquiera puede hablar debido al efecto de los alcaloides que se ha fumado. Pese a esta penosa situación, que devela el estado de inconciencia de adictos, la unidad militar procede igual forma a efectuar un patrullaje, introduciéndose al interior de lo que parece una fosa oscura donde desaparecen bajo la poca luminosidad, regresando más tarde de ese espacio oscuro, del que por momentos no parece haber retorno. Con tacto y muy buena disposición conversan con quienes merodean el lugar y los alientan abandonar la calle, y al menos buscar cobijo en algún lugar seguro. "Esto es parte de la tarea diaria en estos 12 días que llevamos en esta labor", explica Romero.
Al cierre de la ronda de controles y fiscalización los efectivos divisan un vehículo que corre rápido por avenida Grecia, los llaman a detenerse, debiendo incluso interceptarles el paso. Los ocupantes del Chevrolet gris están en evidente estado de ebriedad, no logran hilvanar ideas mientras dicen de manera errática que nada están haciendo, sus movimientos -ya fuera del móvil- evidencian un consumo desmedido de alcohol. Uno de ellos presenta golpes y sangrado en el rostro. En primera instancia dice no saber qué pasó, luego se sincera y dice que uno de los ocupantes lo agredió, motivo por le cual son revisados por los uniformados que detectan la presencia de sangre en uno de sus puños de quien es el único que porta una mascarilla.
Contradicciones
Sus versiones se contradicen al momento de dar explicaciones de lo que hacen en un automóvil mientras impera el toque de queda. Son retenidos, y mientras ello sucede se da a aviso a Carabineros de lo que está sucediendo, el equipo de la UFOP coordina la presencia de Carabineros, para que sean derivados a al unidad policial, mientras escuchan diferentes excusas del por qué se encuentran incumpliendo la medida, todo esto ya pasadas las dos de la madrugada del nuevo horario,.
"Son estas las situaciones, las irresponsabilidades que se dan pese a las medidas preventivas ante la pandemia del coronavirus. De ahí que sean necesarios más recursos humanos como el del Ejército y el de las policías para hacer frente a posibles focos de contagio entre quienes no quieren entender que estamos en una situación complicada y que requiere de consciencia, de empatía y respeto a las normas establecidas para evitar más contagios y que más personas se vean afectadas por ello. También, el evitar que exista la comisión de delitos y otras situaciones que algunos utilizan como contexto para aprovecharse y generar situaciones de riesgo", explica el comandante Romero mientras efectivos de Carabineros proceden al retiro y traslado de quienes deberán explicar en la comisaría su actuar fuera de todo entendimiento. Esto último seguido del retiro de la patrulla militar que vuelve a desaparecer en la oscuridad de la noche, y que continúa a al espera del trabajo de la UFOP.
"Esto demuestra que hay muchos quienes sienten o creen que los controles no son efectivos o que se trata de marcar presencia..."
Julio Romero Teniente coronel de Ejército