Es Diciembre, el último mes del año y al caminar por la ciudad veo negocios, malls, almacenes, oficinas, bancos, con sus paredes pintadas, vitrinas y puertas totalmente tapiadas con láminas metálicas. Eso me recordó el libro del niño que tocaba su Tambor de lata; expresando descontento y desilusión por lo que veía. Hoy no podemos vitrinear y ver las novedades del año: juguetes, ropas, que podemos regalar. Demos la bienvenida al verano caliente, al generoso sol y aromas de frutas: cerezas, frutillas, ciruelas, damascos, esperando a las peritas de pascua, brevas, y membrillos, de nuestros huertillos en Toconao.
Desde lejos llegan flores: jazmines, blancas azucenas para adornar los altares de las iglesias que con sus campanas nos llaman al mes de María a cantar: "Venid y vamos todos con flores a la que madre nuestra es" recordando nuestra inocente y tierna infancia con catecismos y preparación para la primera comunión, el desayuno de chocolate en la parroquia, los trajes blancos, ternos a media pierna con su cinta impresa, las estampitas y la foto del recuerdo.
En este tiempo se iluminan muchas luces, también se escucha música navideña por doquier y es cuando los niños, soñando se ilusionan con el regalo que le traerá el Viejo Pascuero. En el correo junto al árbol navideño están los canastos llenos de cartas de los pequeños pidiendo que no se olviden de ellos porque se portaron bien.
Con mucho dolor y pena no podremos regresar este año a nuestro hogar en Chuquicamata, para volver a ver frente a la Iglesia, el árbol navideño de palo iluminado, y los animales vivos del pesebre con el que crecimos y cada día acudíamos a admirarlo y oler al heno
Todos esperamos esta celebración de Navidad, preparando con sencillez y austeridad, cenas familiares, regalos, y quizás podremos asistir a la Misa de Gallo a Medianoche y a las adoraciones en los Nacimientos en nuestra comunidad.
No olvidemos prepararnos para tiempos mejores; en los abrazos del Año Nuevo, mantengamos respeto, tolerancia por las opiniones y pertenencias de los otros. Vivamos sin odio, ni violencia, esperando se solucionen en Chile los problemas existentes hoy.
Nancy Monterrey Caro,
Escritora chuquicamatina