Taltal despidió a las últimas siete víctimas del accidente de Paposo
MISAS. Desde el mediodía hasta pasadas las 20 horas se sucedieron los cortejos fúnebres de cada uno de los fallecidos.
Difícilmente la comunidad de Taltal olvide el día en que tuvo que despedir -en una amarga sucesión de cortejos- a siete de sus integrantes, en una misma jornada.
Desde el mediodía de ayer cientos de vecinos, trabajadores y estudiantes del puerto salitrero salieron a dar el último adiós -uno a uno- a cada una de las víctimas del accidente que le costó la vida a 21 pasajeros en la cuesta Paposo.
La primera despedida de la jornada -y una de las más masivas - correspondió a la de la familia de Lesly Berríos Vega (35), quien falleció junto a sus dos hijos, Lindsay (15) y Erick (9).
Las comunidades escolares de los colegios de ambos alumnos quisieron rendir un homenaje. Para ello, el cortejo fúnebre que recorrió parte de la ciudad se detuvo, en primer lugar, en el frontis de la Escuela Básica Alondra Rojas Barrios, donde Erick cursaba el tercer año A.
Compañeros, profesores y asistentes de educación que lo conocieron quisieron despedirle con una breve ceremonia, en la cual el director del establecimiento; Luis Arancibia expresó el dolor de una comunidad educativa que perdió a gran parte de una familia estrechamente relacionada con el establecimiento.
"Hoy nos sentimos acongojados porque perdemos a un alumno de forma inesperada, que ya no veremos más. Solo queremos expresar a toda su familia el sentimiento de pena y dolor que sentimos, no solo al perder a un alumno como Erick, sino también a un ex alumna como Lindsay y a su mamá que trabajó como asistente en nuestra escuela", indicó.
Luego de la pequeña ceremonia, el cortejo fúnebre continuó su trayecto hacia el Liceo Politécnico donde un grupo de profesores y alumnos aguardó el paso de la caravana que avanzaba pese a la inclemencia del sol de mediodía.
Fotografías de presentaciones artísticas de Lindsay -que cursaba el primer año medio C- llenaron el frontis. Un grupo de profesores del establecimiento, guiados por Sadrac Araya quisieron homenajearla con una interpretación de "Mira niñita", de los Jaivas.
"Lindsay era una niña especial, muy extrovertida. Lo que sentía lo expresaba. Le gustaba mucho el animé y junto con la mamá y su hermano formaban parte del grupo de Teatro. Nuestra comunidad está muy golpeada no solo por la muerte de ellos, sino porque además perdimos otros dos ex alumnos y dos apoderadas más en esta tragedia", comenta Araya.
Despedida de Mauricio
Más de 50 trabajadores de la Minera Antucoya -compañeros de Mauricio Rivera- llegaron hasta la capilla "Cristo Rey", a pocas cuadras del Cementerio General de la ciudad, para despedir al joven trabajador taltalino.
"Quisimos estar presentes con Mauricio como equipo de trabajo. Llegamos ayer en dos buses y acompañamos a la familia en la madrugada. Ha sido todo muy doloroso y para nosotros lo más importante era poder acompañar y despedir a nuestro amigo", dijo Jimmy Cáceres quien durante 5 años trabajó junto a Rivera en el área de mantención mecánica de la minera.
Diego y su familia
Cerca de las 17 horas el cortejo que acompañó a los familiares y amigos de María Teresa Castillo, Diego García y Antonella Yáñez llegó hasta la plaza de armas de la ciudad.
Allí en medio de cánticos y sentidos discursos, la comunidad de auxiliares de aseo y áreas verdes de la comuna, quiso despedir a uno de los suyos. Diego García, desde hace ocho meses, era uno de los trabajadores más jóvenes que integraban el servicio de aseo y ornato municipal.
"Lo que más recuerdo de él, es que tenía muchas ganas de aprender. Como todo joven era impulsivo, pero siempre mostró mucho interés en nuestro trabajo. Había insistido mucho en ingresar y estaba muy contento cuando comenzó a ser parte del equipo", comentó Juan Arenas, uno de sus supervisores.
Lo curioso es que el féretro de Diego no estuvo. Pese a estar casado con María Teresa hace cinco meses - la foto de su matrimonio encabezaba el cortejo- su madre decidió sepultarlo en Santiago donde había nacido.
La ceremonia de auxiliares y jardineros taltalinos entonces se transformó en una despedida a distancia que también solidarizó con la rabia que expresaron los familiares en el deambular por las calles de la ciudad y que apuntaron directamente a la responsabilidad de la empresa Turbus en toda esta tragedia.
"Gracias a todos los que nos han apoyado. María y Diego solo querían conocer Antofagasta y comprar los regalos de Navidad para Antonella, ¿y qué pasó?, que nos destruyeron a una familia completa. Ni siquiera se presentaron para dar las condolencias. Todo esto nos duele en el alma, solo queremos decir que pedimos justicia para nuestra familia y todos los que murieron en el accidente", señaló al momento de la despedida, Eliana Ramírez, prima de María Teresa.
Terminada la pequeña ceremonia, el recorrido que acompañó la marcha de familiares y amigos, se detuvo en las afueras de la agencia de la empresa Turbus para protestar y exigir respuestas por las víctimas.
La última despedida de la jornada correspondió a Julio Acevedo su recorrido fue acompañado por familia y amigos en una larga caravana que recorrió desde el sector Altamira hacia el cementerio.
De esa forma y en ese orden, desde ayer, a menos de 10 metros de distancia, Mauricio, Lesly, Lindsay, Erick, María, Antonella y Julio descansan en el mismo lugar, en el lado norte de los nuevos nichos habilitados en el cementerio de Taltal.