Agencias
La Fiscalía italiana ordenó la incautación temporal del barco humanitario español Open Arms y el desembarco en el puerto de Lampedusa (Italia) de los cerca de 90 inmigrantes que seguían a bordo, poniendo fin -por ahora- a una lenta agonía que ha durado casi tres semanas.
El fiscal de Agrigento (Sicilia), del que depende Lampedusa, Luigi Patronaggio, tomó la decisión después de subir a bordo de la nave española acompañado de varios médicos para verificar el estado de los migrantes y la situación que reina a bordo, descrita por la tripulación como desesperada.
Según fuentes del procedimiento consultadas por EFE, el fiscal tomó la decisión a instancias de la organización al amparo del Código Penal, que castiga con entre 6 meses y 2 años al funcionario público que haya omitido su deber que, "por razones de justicia o de seguridad pública, o de orden público o de higiene y salud, debe ser cumplido sin retraso". El Open Arms tendrá ahora que estar dos semanas en Italia en el marco de la investigación.
La Fiscalía investigaba un presunto delito de secuestro de personas para determinar por qué no pudieron desembarcar los migrantes en Italia a pesar de que un tribunal tumbó la semana pasada una orden del ministro del Interior, el ultraderechista Matteo Salvini, de que el barco no entrara en aguas territoriales italianas.
La investigación no va dirigida contra nadie en concreto, pero muchos apuntan a Salvini y su postura de no abrir los puertos a las ONG.
En los últimos 19 días, el Open Arms ha ido reduciendo su número de .pasajeros debido a evacuaciones parciales por motivos médicos y lanzamientos al mar.
Mientras, se espera la llegada del buque Audaz, de la Armada española, que el Gobierno de Pedro Sánchez envió ayer a Lampedusa para hacerse cargo de los migrantes y escoltar al Open Arms hasta el puerto de Mallorca. Aunque la primera oferta del Gobierno español para abrir un puerto a estos migrantes llegó el domingo pasado, tras 17 días de odisea, el barco humanitario se ha negado hasta ahora a navegar por sus propios medios hasta cualquier puerto español. Con los migrantes hacinados en cubierta en duras condiciones, alegaban motivos de seguridad, falta de instalaciones y el mal estado físico y psíquico de los rescatados, así como el cansancio de la tripulación y los voluntarios por la larga crisis.
El ministro de Transporte italiano, Danilo Toninelli, había ofrecido que la Guardia Costera escoltara al Open Arms hasta España e incluso llevar a los migrantes en una de sus embarcaciones, a condición de que España retirase su bandera al barco humanitario, pero nada fue aceptado.
Otro barco espera con 350 inmigrantes
Otro buque humanitario, el Ocean Viking, operado por SOS Méditerranée y Médicos Sin Fronteras (MSF), sigue buscando un puerto seguro con más de 350 inmigrantes a bordo. La embarcación está cerca de las aguas jurisdiccionales de Malta e Italia, esperando que alguno de esos países autorice a desembarcar a sus pasajeros, los que rescató frente a las costas de Libia. Malta ha respondido que no es un asunto de su competencia pues los rescates se hicieron fuera de las aguas bajo su responsabilidad; Italia ni siquiera ha contestado.