Pese a la nueva Ley Emilia, al aumento de sanciones a quienes conducen con alcohol en la sangre y otras disposiciones para mejorar la conducta vial de los conductores, no se ven grandes cambios, salvo un mayor número de sanciones.
A diario vemos diversas conductas reñidas con las leyes del tránsito y pese a todos los patrullajes, fiscalizaciones, la cultura vial de muchos no cambia.
En otras palabras, hay una incultura de la conducción donde se conjugan la irresponsabilidad, actitudes temerarias, imprudencia, estar desprevenidos y aptitudes físicas deficientes.
Cada día, con una parque automotor más saturado, con nuevos cambios urbanísticos como la incorporación de ciclo rutas, vías exclusivas, reducción de velocidad en la vía urbana a 50 kilómetros por hora, se requiere de conductores mejores preparados para conducir y actuar con responsabilidad.
Según expertos, la carencia de conocimientos y la falta de respeto a las normas del tránsito, es una situación que afecta a la gran mayoría de los conductores del país.
Entonces, es clave una constante actualización vial y tener la mayor cantidad de conocimientos respecto a la conducción ya sea en zona urbana como en carretera.
Otro de los grande problemas es que cuando hay fiscalizaciones y presencia policial cumplimos todas las normas, pero cuando no están, dejamos de ser los conductores modelos y nos echamos las reglas del tránsito al bolsillo.
Otro problema es que en Calama no tenemos las arterias más adecuadas para el actual parque vehicular y eso requiere tener más paciencia y respetar a los otros conductores y peatones. Pero la imprudencia o tocar la bocina por cualquier cosa, reflejan que carecemos de una buena conducta vial.
Mientras sigamos viendo a conductores no discapacitados estacionados en lugares destinados a personas con alguna discapacidad, indicará que la conducción en nuestro país es mala y sobre todo carente de educación y respeto. Se requiere urgente de cambios en nuestra conducta vial.