Los ensayos de Siri Hustvedt
La escritora norteamericana recopiló sus trabajos sobre feminismo, arte y ciencia en "La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres". Acá describe desde la influencia de Freud hasta cómo es su proceso creativo.
La escritora estadounidense Siri Hustvedt (Minnesota, 1955) considera que Montaigne es su modelo a seguir como ensayista. Conocida en español por sus libros de ficción, como "El verano sin hombres" o "La mujer temblorosa", una crónica sobre sus ataques de nervios, sus ensayos poseen la excepcionalidad que tienen los del francés: por una parte son contingentes, deudores de su tiempo, y por otra universales, capaces de hablarle a toda la humanidad, de aproximarse a responder preguntas fundamentales. Recopilados recientemente en "La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres" (Seix Barral), Hustvedt transita con curiosidad a través de la ciencia y el arte y, sobre todo, explora las relaciones entre ellos.
-Sus ensayos abordan temas como arte, feminismo, Kierkegaard, neurociencia y suicidio. ¿Cómo se ha aproximado a temas tan disímiles? ¿O no cree que lo sean?
-Mis ensayos están unificados por una pregunta: ¿qué significa ser un ser humano en el mundo? Para empezar a responder esa pregunta, me parece, es esencial moverse entre varias disciplinas y formas de conocimiento. ¿Es posible pensar esa pregunta sin entender la historia, la filosofía y la literatura?, ¿podemos hacerlo sin pensar en la biología humana? Creo que no. Soy algo inusual, pues la mayoría de las personas desarrollan una expertise si son académicos y se mantienen siempre dentro de una disciplina. Tengo un doctorado en Literatura Inglesa y ahora soy profesora de Psiquiatría. He publicado artículos académicos científicos y humanistas. He dado conferencias sobre arte, literatura, dinero, neurociencias, y así. Considero aquello más como el resultado de mi fortaleza como escritora que algo desconcertante.
-En el prólogo dice que existe una subordinación del arte frente a la ciencia. ¿Cómo se puede romper?
-Sospecho que esta jerarquía no desaparecerá mientras las personas no comprendan que tanto las humanidades como las ciencias dependen de paradigmas sobre el mundo y el ser humano. Thomas Kuhn, Michael Polanyi, Simone de Beauvoir y muchos otros han identificado y escrito sobre este problema. Cada pensador y cada disciplina deben interrogar sus premisas si deseamos seguir adelante. Estoy profundamente unida tanto a las artes, las humanidades y las ciencias. Todas son cruciales para nuestra comprensión de nosotros mismos.
-En su ensayo sobre el mercado del arte menciona la inequidad entre el arte hecho por hombres frente al de mujeres. Dice que hay un estigma de "sensible y débil" que ronda a las mujeres. ¿Cómo se puede reevaluar ese estigma?
-Podemos reevaluar estos prejuicios haciéndonos conscientes de ellos y entendiendo que la percepción misma está siempre sesgada, que los sesgos que acompañan a la interpretación son inherentes a la percepción. Si creo que una botella de vino o una pintura es "grande", mi percepción de ella será alterada por la expectativa. Considere esto: los estudios han demostrado que la gente percibe el trabajo de un artista famoso como -literalmente- más grande en tamaño que el trabajo de un artista desconocido. El trabajo de las mujeres está sujeto al mismo sesgo. Hay, también, innumerables estudios empíricos que lo verifican. Debemos combatir activamente nuestros sesgos sobre las cosas con apertura. Debemos trabajar para ver, oír, saborear, sentir y oler lo que hay. Debemos convertirnos en fenomenólogos.
-En el libro de entrevistas "Un largo sábado", George Steiner se pregunta "¿por qué la mujer no crea más?". ¿Qué opina de esa pregunta?
-Las mujeres han creado arte y pensamiento durante siglos. A menudo lo han hecho a pesar de limitaciones horribles y en especial ante la carencia de oportunidades educativas. Sin embargo, hay innumerables ejemplos de artistas y pensadores extraordinarios que también resultaron ser mujeres. Por cierto, nadie sabe si Homero era un hombre o una mujer. La suposición de que era un hombre con una larga barba blanca es simplemente un producto del hábito patriarcal. Es la ignorancia de Steiner la que aparece en esa declaración. Safo, Hipatia, Lady Murasaki, Christine de Pizan, Maria Cunitz, Margaret Cavendish, y así sucesivamente. Emmy Noether fue una gran matemático del siglo XX, elogiada por Einstein. Ella contribuyó, entre otras cosas, a un teorema matemático sobre la simetría que cambió la física. El hecho de que ella no sea un nombre familiar es lo que importa aquí. Su contribución es indiscutible.
-En su ensayo sobre el suicidio no quiso contar la historia de una amiga, porque no se sentía libre. Me recordó la frase de Faulkner en "Paris Review": "Si un artista tiene que robarle a su madre, no vacilará en hacerlo…". ¿Los escritores tienen alguna clase de límite?
-Faulkner estaba hablando de ficción. Yo, por mi parte, estaba escribiendo un ensayo. La historia de ese suicidio no era mía y no podía contarla en un ensayo. En una obra de ficción, tal historia podría reconfigurarse a la luz de la mayor imaginación moral del proyecto. Todos los escritores de ficción roban su experiencia y la experiencia de otros, pero en mi caso esos préstamos son alterados por el organismo del libro, por así decirlo, escribiendo como otro ser en un mundo imaginado.
-En su libro comenta la influencia que tuvo Freud en su vida creativa. ¿Cree que también ha tenido un efecto en la forma en que lee y observa el arte?
-Creo que el psicoanálisis me ha hecho una pensadora más libre sobre el arte, la literatura y las ciencias. Tengo menos miedo. El coraje es un ingrediente esencial para pensar bien.
-¿Tiene alguna definición personal de feminismo?
-Sí. El feminismo trata de la libertad, libertad de perseguir las ambiciones personales, sean las que sean, sin que seamos castigados o humillados. El mundo percibe al ser humano como una mujer.
-¿Tiene alguna clase de ritual a la hora de escribir?
-Me levanto temprano, alrededor de las seis, desayuno y estoy en mi escritorio antes de las siete. Escribo hasta la una y luego leo. Por lo general lo hago para un artículo o una conferencia. Leo durante unas cuatro horas. No necesito que mi escritorio sea de cierta manera o recitar algún hechizo antes de ponerme a trabajar. Trabajo duro la mayor parte del tiempo. Hoy percibo mi mortalidad intensamente. Tengo un jardín en la parte trasera de mi casa. Me refugio allí ya veces mi narrador interno, esa voz interminable en mi cabeza, calla. Recojo las hojas muertas, muevo las flores o simplemente me siento a la luz del sol.
siri hustvedt dice que dedica cuatro horas al día para la lectura y que se refugia en su jardín.
Siri Hustvedt
Seix Barral
448 páginas
$19.900
"La mujer que mira a los hombres..."
Por Cristóbal Carrasco
Más de cuatrocientos años han pasado desde que un abogado francés cambió por completo el rumbo de la literatura. Michel de Montaigne, un magistrado de Burdeos, publicó sus "Ensayos", una obra que ni siquiera Montaigne pensaba importante. "Escribo mi libro para pocos hombres y para pocos años", decía. Pero el tiempo jugó a su favor y los ensayos se convirtieron en un género por sí mismo, un género que conjuga todos los géneros, que no tiene límites, condiciones y que comulga imaginación y pensamiento racional, persuasión y diatriba. Es el laboratorio de la literatura.
marion ettlinger