Un tour por la Barcelona de Carlos Ruiz Zafón
Refundada en la ficción, la ciudad funciona como soporte de un castillo narrativo de cuatro novelas que termina con "El Laberinto de los Espíritus", un libro que el autor catalán acaba de presentar en Chile.
En más de 900 páginas, la novela ofrece un mundo que cruza distintos subgéneros literarios, impronta narrativa de Ruiz Zafón (1952). Invitado a la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, aprovechó su paso por Sudamérica para encontrarse esta semana con sus lectores chilenos y comentar el desenlace de la saga, que cuenta la historia de Alicia, rescatada del bombardeo franquista de Barcelona por un perseguido político que la extravía. Cuando vuelve a aparecer décadas después, la mujer se muestra como la clave para revelar los hondos misterios de la vida familiar del protagonista, Daniel Sempere.
-¿Por qué decide ocupar Barcelona como escenario?
-Es la ciudad en que nací, todos los escritores sienten la necesidad de volver a casa de manera metafórica. Cuando proyecté estas cuatro novelas que tenían que ver con la escritura, con la profesión, con el mundo de los libros al que decidí dedicarme, me pareció el momento adecuado para reconstruir mis memorias, mis recuerdos, mi relación con la ciudad, construyendo un personaje basado en Barcelona.
-¿Qué le parece que su ciudad sea recorrida en tours con su literatura?
-No deja de sorprenderme. He visto este fenómeno en otras ciudades como en Londres con Charles Dickens. El turismo literario permite conocer la historia de un ángulo distinto. Es curioso, sé que hay cinco o seis rutas que permiten que tanta gente de Barcelona como turistas visiten "mi" Barcelona.
-¿Qué características tiene "su" Barcelona?
-Barcelona es un lugar muy visitado, los turistas que van por unos pocos días imaginan un lugar muy festivo. Eso hace que la visión sea muy parcial, pero como cualquier ciudad es más compleja. Yo he nacido allí y he querido transmitir su alma, las vicisitudes de la historia. Mi Barcelona es más siniestra, estilizada, casi gótica; es una ciudad misteriosa y romántica, con elementos hiperrealistas, barroca. No puedo decir que es así, tiene muchas identidades. La que he querido crear es así.
-Se piensa que la escritura de los "best seller" implica una prosa sencilla, pero la suya responde a los adjetivos que le da a su ciudad.
-"Best seller" es un término inexacto, porque engloba cualquier libro que se venda mucho, desde la Biblia hasta "Cien años de soledad" o "Don Quijote de la Mancha" o "El código Da Vinci", todos muy distintos. Un "best seller" no es un género y a veces se utiliza de este modo. A veces se ocupa para demonizar, porque cuando alguien tiene éxito, irrita. En el mundo del libro cuesta sobrevivir, eso hace aflorar no lo mejor del ser humano, que la gente diga cosas y que incluso genuinamente crean que las personas que han tenido éxito no lo merecen. Tampoco hay que tomárselo de un modo dramático, pero hay que impedir que enturbie nuestro juicio. Llevo en esta profesión muchos años y he escrito libros que no han tenido éxito y mi trabajo no ha sido diferente. Mis libros, si tuviera que buscar un concepto más adecuado desde el mundo editorial, son "long sellers", son libros que con los años acumulan lectores, que siempre están editados y que aguantan mucho.
-La tetralogía permite leer las novelas de forma aislada y también conectadas. ¿Cómo construyó ese tejido?
-Es una de las complicaciones de la serie, no era una idea muy práctica, es ir contra la corriente. No quería crear una saga, sino esta idea de laberinto de historias, un universo que se pueda recorrer desde las diferentes perspectivas de los personajes desde un narrador omnisciente, invitando el espíritu crítico porque todo tiene distintas facetas. Hay cuatro puertas de entrada, de modo que si leemos uno o más libros nuestra perspectiva cambia. Me parecía ese un gran desafío profesional, que me ha llevado más tiempo del que yo estimaba. Era algo a intentar una vez en la vida. Además, quería generar en el lector la ilusión de simplicidad, que disfrutaran con ello, pero no vieran el mecanismo complejo que existe detrás.
-Stephen King es uno de los admiradores de su obra, ¿ha logrado tener contacto con él?
-Yo tengo una gran veneración por él como narrador. Cuando escribió un artículo sobre mí hace muchos años me hizo mucha ilusión, especialmente porque no tenía la obligación de hacerlo. Es la última persona que me queda conocer de mis ídolos, pero creo que me va a suceder eso que si te enfrentas a alguien que has seguido toda tu vida no sabrás qué decir. He conocido a Steven Spielberg, el compositor de bandas sonoras de películas John Williams, que han tenido una profunda influencia en mí.
-Su narrativa mezcla estilos literarios con mucha libertad. ¿Cómo escoge utilizar cada cual?
-Me interesó probar la combinación de todos los registros, lo que parece un contrasentido. Me gusta pensar en el lenguaje literario como una paleta musical, como una gran orquesta. Es fácil de imaginar, pero no se le ha ocurrido a nadie.
-La labor de comunicador del novelista se extravía en el siglo XX por decisiones estéticas. ¿Por qué decide recuperar la figura del novelista clásico?
-Sobre todo en el siglo XIX los novelistas integran disciplinas, de poesía, de periodismo, de dramaturgia, de análisis, de filosofía, se nutrían de todos los géneros. En cambio a partir de cierto momento del siglo XX se comienzan a abandonar cosas, como la realidad, porque eso lo hace el periodismo. No vamos a intentar narrar historias, porque lo hace el cine y la televisión, no vamos a intentar no sé qué. Entonces, los novelistas, ¿qué hacen? Es importante que la novela siga evolucionando e integre elementos de todas las disciplinas. El lector ha crecido con la televisión, el cine, los cómics, con experimentaciones narrativas en cualquier formato. Conocemos todos los clichés, todo esto lo visitamos de un modo automático, porque está desde la niñez. Pensando en esta audiencia sofisticada, creo artefactos narrativos. La literatura ha perdido la ambición. Si queremos merecer la atención de los lectores, hay que ganársela.
carlos ruiz zafón redibuja en su libro la ciudad de barcelona a su modo. "Es más siniestra, estilizada, casi gótica", dice.
Carlos Ruiz Zafón
Editorial Planeta
926 páginas
$22.900
"El laberinto de los espíritus"
Por Cristóbal Gaete
Quince años tomó construir "El cementerio de los libros olvidados", la tetralogía de Carlos Ruiz Zafón, el autor español más leído de la actualidad tras Miguel de Cervantes. En ella, cada libro puede funcionar también de manera independiente. "El laberinto de los espíritus" (Planeta) es su entrega final y también la más reciente.
alfonso gonzÁlez ramírez