Federico Grünewald
Las miradas de la Unión Europea estarán dirigidas hoy a la elección de primer ministro en Holanda. Se enfrentan, prácticamente empatados en intención de voto, el actual Premier, el liberal Mark Rutte, y el ultraderechista Geert Wilders.
A Wilders, de 53 años, lo llaman "El Donald Trump holandés" y tuvo un ascenso de tal magnitud, que hoy se puede considerar como favorito para ganar. Es el líder del Partido de la Libertad y es considerado como el líder de uno de los populismos más potentes en Europa.
"brexit holandés"
El historiador Ian Buruma, nacido en La Haya y radicado en Estados Unidos, escribió en "The New York Times" que "lo que sucede en los Países Bajos podría ser precursor de otras elecciones en Europa, lo que también significa que el futuro de la Unión Europea está en juego".
Sobre Wilders detalla que, "al igual que Marine Le Pen en Francia, ha prometido celebrar un referéndum sobre la membresía en el pacto de la UE y está a favor de una versión holandesa del Brexit. Además, también quiere cerrar las fronteras del país a los musulmanes, clausurar las mezquitas, deportar a los ciudadanos musulmanes que cometan un crimen y prohibir el Corán".
Disputa de 28 partidos
Mark Rutte, de 50 años, pertenece al Partido Popular para la Libertad y la Democracia y su bandera de lucha ha sido la estabilidad económica que ha exhibido Holanda bajo su gobierno. Coincide con Wilders en que los inmigrantes que no se adapten al país deben irse y, aunque no está a favor de salir de la Unión Europea, sí cree que el concepto de bloque unido está "muerto".
Andre Krouwel, de la Vrije Universiteit de Amsterdam, agrega que los temas de campaña, como los derechos y libertades civiles o la inmigración, hicieron coincidir a los candidatos. "Hubo poco espacio para los temas de izquierda", asegura.
Disputa de 28 partidos
Para Ian Buruma está claro que el partido de Wilders debería irrumpir como el mayor grupo en el Parlamento, seguido por la tienda conservadora de Rutte. "Sus puntos de vista deben tomarse en serio. La única razón por la que Wilders no podría convertirse en el próximo primer ministro, incluso con una victoria rotunda, es la naturaleza del sistema electoral holandés, que es proporcional", explica el investigador.
"Son 28 partidos en carrera, tan dispares como el Partido de la Vida de Jesús y el Partido de los No Votantes. Por supuesto, también está la Democracia Cristiana, pero lo más probable es que "ningún partido logre formar un gobierno por sí mismo, por lo que las elecciones serán seguidas por un período fuerte de negociaciones entre los líderes de partidos. La coalición más viable será la que gane", expone Burama, quien recuerda que el "Trump holandés" no es el primer agitador antimusulmán en su país (ver recuadro).
Buruma advierte lo engañoso que es rotular a Holanda como una nación liberal desde la imagen de la Amsterdam más turística. Wilders encantó a conservadores y a viejos izquierdistas con la promesa de devolver a la sociedad a las tradiciones que la globalización no ha tocado. De hecho, es oriundo de Limburg, una región católica cercana al límite con Bélgica y Alemania. Es desde las provincias, donde se sienten más abandonados, y no desde la costa, donde Wilders ha dicho que va a "recuperar" al país y la identidad de los holandeses.
El recuerdo de un agitador antimusulmán
El historiador Ian Buruma recuerda que Geert Wilders no es el primer político antimusulmán en Holanda. Recuerda que Pim Fortuyn, un ex izquierdista abiertamente gay, irrumpió a comienzos de siglo con su mensaje "de que los musulmanes eran una amenaza para los valores occidentales liberales". El 2002, sin embargo, su propio partido lo vetó tras considerar sus dichos demasiado incendiarios. Ese mismo año, Fortuyn fue asesinado a tiros por un defensor de los derechos de los animales.