La intensidad de Soledad Fariña
Ediciones UDP publicó "El primer libro y otros poemas" de la poeta chilena. Aunque ella reconoce que la poesía es un espacio difícil para las mujeres, irrumpe con su voz y su bruñida imaginería.
En 1985, con algo más de 40 años, Soledad Fariña publicó "El primer libro". Bajo la editorial Amaranto, era un esfuerzo que compartió con el poeta y artista visual Carlos Montes de Oca, se lanzó a la aventura de escribir. Eran años durísimos, donde la palabra escrita y la poesía recurrieron a muchas formas de decir sin decir.
Este libro, de 33 páginas, partía su búsqueda desde ese violento silencio impuesto y navegaba por un lenguaje primordial que aludía a figuras como la madre mítica, la iniciadora y también a las amantes liadas y volcadas hacia el paisaje de montes curvos y hondonadas boscosas.
La poeta ha dicho que el nombre "El primer libro" fue quedándose por costumbre, porque así mencionaba a su intento en esa época; pensó en un momento llamarlo "Vuelo rasante" pero un amigo, el poeta Juan Luis Martínez, le dijo que ese no era el nombre.
Ahora hay una nueva edición, que se llama "El primer libro y otros poemas" (Ediciones Universidad Diego Portales) y que suma poemas de otras de sus obras como "Albricia" (1988), "En amarillo oscuro" (1994) e "Yllu" (2015). En el prólogo, el poeta y crítico Javier Bello advierte que, al parecer, las páginas de Soledad Fariña no tienen una procedencia rastreable, es "como si vinieran, sin haber venido, estando siempre allí, de ninguna parte".
La autora, para poetizar, se sacude lo tolerable y camina por terrenos clausurados desde hace mucho tiempo. Sobre su ritmo, Javier Bello lo califica como aéreo, acompañado de "la interminable forma musical de la fuga", con un acto final que es el salto, que "encubre un talante suicida".
-¿Cómo nació tu poesía?
-Nació sin que me diera cuenta; "Yllu", mi libro publicado en 2015 por Lom, intenta comunicar esas vivencias de la infancia: los sonidos, el ritmo, los colores, las palabras y su imagen.
-¿Cómo empiezas un poema? ¿A partir de una forma, una imagen, una idea?
-Generalmente a partir de una imagen. Creo que en toda mi poesía es evidente la relación imagen-palabra. Si bien comencé escribiendo, la práctica de la fotografía amplió la visión de lo conocido, desconocido o extraño que había que poner en palabras.
-¿Cuál es la relación entre tu voz cuando hablas y la voz de tu poesía?
-Es muy diferente, creo. Mi habla es muy corriente, muy sencilla, pero mi poesía no usa el habla común y me costó encontrar "la voz" a mi escritura. Eso ocurrió cuando leí por primera vez ante un público el libro "Albricia". Tuve que leerlo para mí varias veces, grabarlo, escucharme, hasta que al fin llegué a un punto y dije: esta es.
Encontrar la voz
Fariña no se instala desde lo coloquial, no bebe de fuentes citadinas como otros celebrados poetas chilenos. Lo suyo es un decir donde los sentidos y el cuerpo arrojan luz sobre cómo nombrar.
Magister en Literatura en la Universidad de Chile, participa en diversos talleres en Chile y el extranjero. Además, es profesora de Literatura Infantil en la carrera de Educación Parvularia en la Universidad de Chile y dirige un taller de poesía de la Universidad Diego Portales.
-¿Cómo ha sido tu experiencia en talleres con niños?
-Ha sido sorprendente. Una vez les di a leer un poema de Li Po, poeta chino del siglo XVIII, a niños y niñas de entre diez y once años. Luego les pedí que dijeran algo, lo que quisieran sobre el poema. Su lectura fue tanto o más profunda que la de un crítico. Me gustaría tener la diafanidad y profundidad de los poemas chinos o japoneses para que la inteligencia y sensibilidad de un niño pueda captar esa mirada al mundo.
-¿Y con jóvenes?
-Es más difícil, también más desafiante. Si han leído mucho se sienten empujados hacia una determinada forma, un o una poeta, un estilo. Lo cual está bien, en principio. Luego hay que ampliar la mirada para que vayan poco a poco encontrando su voz. Si no han leído, hay que iniciar su proceso de lectura-escritura. Pero lo más importante es no imponerles una forma, un solo estilo. Eso lo van a encontrar a veces muy pronto, a veces más tarde. En estos años he tenido muchos "alumnos y alumnas" que han llegado a ser excelentes poetas.
-Háblame de tu traducción de la poeta griega Safo. ¿Por qué la hiciste?
-Me fascinó la traducción, o versión, que hizo la poeta Mary Barnard al inglés. Era tan cercana, el tipo de amor que refleja, tan directo, sin recovecos. Me demoré mucho en ella, traté de conservar esa "frescura". También ella, según Mary Barnard, escribía en un idioma directo, cercano al habla. Hay versiones hermosísimas de traductores que incluso en castellano han intentado conservar la estrofa sáfico-adónica. Para mí era su forma de expresar el amor, el dolor, los celos, la ira.
Oficio y complicidades
Cuenta Soledad Fariña que como lectora suele volver a la pluma y voz de un variado grupo de poetas: Gabriela Mistral y Vicente Huidobro, los peruanos César Vallejo y José María Arguedas, así como al portugués João Guimarães Rosa y al mexicano Juan Rulfo. Todos ellos dice que le enseñaron a leer y a escribir.
-El mundo de la poesía, ¿es un espacio más difícil para la mujer?
-Creo que sí. Si quieres escribir más allá de "lo que la poesía debe ser". Aun siguiendo una tradición -como la poesía chilena- , admirándola, trato de seguir mis intuiciones. Los autores que nombro más arriba, con su obra "me abrieron la cabeza". Esto se lo debo también a Juan Luis Martínez. He recibido críticas duras de excelentes poetas y algún crítico. Esto fue cuando aparecieron mis primeros libros. Sin embargo, no dudé ni un momento de mi forma de hacer poesía.
-El pasado diez de enero se conmemoraron 60 años de la muerte de Gabriela Mistral en Nueva York. ¿Te acuerdas cómo recibiste esa noticia aquel día?
-El día mismo, no lo sé. Creo que fue los días siguientes, en el colegio. Bueno, la conocíamos, también hasta cierto punto su poesía. Era una figura importantísima, cuando la poesía era importante.
-Has dicho que Gabriela Mistral es tu gran madre. ¿Por qué?
-Si bien Mistral es una "poeta universal", dejó abiertas muchas puertas para las poetas mujeres. Leerla a ella es como tener una cómplice en tus reflexiones.
-"El chorro de sangre es la poesía y no hay quién la pare". ¿Qué opinas de esa frase de la poeta Sylvia Plath ?
-Es fuerte, es extrema. Así es percibida la poesía por muchos autores y autoras. Sylvia Plath y Anne Sexton son dos poetas que llegaron al borde, y lo traspasaron. También Paul Celan. Alejandra Pizarnik es otra de esas poetas. La poesía no tiene límites, para ella. Tampoco para Ximena Rivera.
soledad fariña dice que leer a gabriela mistral "es como tener una cómplice en tus reflexiones".
Soledad Fariña
Ediciones UDP 91 páginas
$11.000
"El primer libro y otros poemas"
Por Amelia Carvallo
Alfonso Gonzalez Ramirez