María Isabel Pérez Rivera
Asumió el 19 de mayo de 2016 la Diócesis de Calama, mismo día en que fue ordenado como obispo por el Papa Francisco. Monseñor Óscar Blanco Martínez, dice que es un pastor de terreno, que prefiere trabajar en la calle, visitando a personas, organizaciones y comunidades para conocer la realidad de la zona.
A 8 meses de haber sido ordenado obispo, monseñor Blanco hace un balance de su trabajo en Calama y provincia El Loa en general.
¿Cómo resume Usted sus primeros 8 meses en Calama?
- Como obispo de esta iglesia quisiera decir, que hay dos conceptos que podría resumir en este tiempo, primero es de gratitud. Desde que llegué he sentido una acogida y cariño de la gente en general, desde la Iglesia, con los hermanos sacerdotes, religiosas, laicos y también he sentido esa acogida a nivel social, donde he ido siempre he sido bien recibido, y de eso estoy muy agradecido.
Ha sido también un tiempo de aprendizaje. Ser pastor de un rebaño más grande requiere de aprender y yo me he dado ese tiempo para aprender mi oficio, del servicio, de la gente de la cultura del norte, que en realidad me ha servido mucho. Eso lo he realizado a través de la escucha, de considerar la opinión y visión de la gente y es lo me ha hecho muy bien, desde mi mirada como Obispo de la Iglesia y como parte de la sociedad.
El desempleo en la zona es algo preocupante. ¿Cuál sería el mensaje para aquellas personas que aún no encuentran trabajo y pierden un poco la esperanza?
- A mí me gusta mucho salir, estar en contacto con la gente, reconocer el terreno, observar y visitar a personas y comunidades, y uno se va dando cuenta en qué está la sociedad hoy en día. En ese salir uno escucha también el clamor de la gente, las quejas, las lamentaciones y también opiniones muy positivas y esperanzadoras.
Este tiempo de cambio de gobierno comunal fue como alarmante un poco. Yo hice una declaración debido a la preocupación que yo manifestaba debido a que las personas me hicieron saber sus grandes preocupaciones y quejas. Yo entiendo que en un cambio de gobierno comunal siempre pasen estas cosas. No hay alcalde que no traiga su equipo de confianza, es algo que ocurre y va a seguir ocurriendo, quizás la mirada del nuevo alcalde es otra y quizás hay personas que pudieron segur trabajando y otras no.
El tema que preocupó es que fueron despedidos adultos mayores de muy escasos recursos que aún cuando ya tienen una edad avanzada son responsables por mantener a sus familias y los despidos significaba quitarles el recurso para sacar adelante a su familia.
Además que precisamente por la edad, son personas que tienen pocas posibilidades de encontrar una nueva fuente laboral.
-Entiendo que al contratarlos, el municipio intentó ayudarles a mejorar su calidad de vida con una remuneración digna y luego los despidieron. Pasaron muchas cosas que pusieron a la comunidad muy tensa, pero también hay que reconocer que el alcalde reaccionó y luego 12 adultos mayores fueron reintegrados a sus trabajos y eso también hay que reconocerlo.
En cuanto al trabajo con los jóvenes que hoy están cada vez reacia a participar de la política y de la religión ¿cómo se podría revertir esta situación?
- Dentro de las prioridades como pastor, justamente se está poniendo el acento en los jóvenes. Entendemos que hoy están un poco desapegados de la iglesia, de la familia, de las instituciones y valores y son un poco consecuencias que la modernidad y los cambios culturales. En ese sentido esperamos que los jóvenes vuelvan, se re encanten con la iglesia y su compromiso social, si ellos no regresan nosotros vamos a salir en su búsqueda para re encantarlos. De hecho, nosotros tenemos este año un encuentro provincial eclesiástico donde esperamos reunir 500 jóvenes. Vamos a celebrar, trabajar y entregar información y tenemos otros proyectos en carpeta para trabajar con ellos porque nos interesan y creemos también en ellos. Ahí está el futuro de la iglesia, de nuestra sociedad y de nuestras familias.
¿De qué manera se puede re encantar a los jóvenes?
-Es un desafío grande, porque los jóvenes son muy cambiantes, están siendo bombardeados por todos lados y absorben todo muy rápido. Pero a mí me parece que el testimonio es muy importante… un testimonio coherente de todos nosotros.
Entiendo que éstos están un poco decepcionados. Este clima de desconfianza que se ha instalado en nuestra sociedad afecta en primer lugar a los jóvenes. Hay poca credibilidad y eso porque en realidad porque nosotros, los adultos de alguna forma hemos provocado eso y ellos lo ven y lo manifiestan también.
La manera es con el testimonio, estando ahí donde ellos nos necesiten, escuchándolos, considerándolos, haciéndolos parte, ya que el que comparte se siente parte. Si ellos comparten su juventud en proyectos con nosotros también se van a sentir parte del quehacer eclesial y también social.
"Desde que llegué he sentido una acogida y cariño de la gente en general, desde la Iglesia, los sacerdotes y he sentido esa acogida a nivel social"."