A mediados de enero recibimos la "gran noticia" que Codelco ampliaba su plan de reducción de costos. Con pomposidad los ejecutivos anunciaron que habían superado con holgura la meta de ahorro para el año que recién se fue, cifra que superó los mil millones de dólares.
Este plan continuará durante el 2016 para hacer sustentable la empresa, y desde ya se trazaron una nueva meta de ahorro, además no descartan continuar realizando acciones para reducir costos.
Y nos parece razonable que se ajusten los cinturones en tiempos de escasez, sin embargo, es irrisorio que en tiempos de "vacas gordas" no se pronuncien en absoluto con nuestra ciudad, que es la que absorbe todas las externalidades negativas de la minería. Es más, ahora cuando pasamos por los tiempos de las "vacas flacas" somos castigados duramente y un ejemplo de ellos son los despidos de los trabajadores y los "recortes" a cualquier presupuesto que signifique apoyo a la comunidad que se afecta.
Anhelamos que Codelco algún día reconozca la deuda histórica que tiene con Calama, y deje de entregarnos sólo las migajas, puesto que no pedimos nada que no sea lo justo, sólo queremos la atención preferencial para una comunidad que soportó, soporta y seguirá soportando los efectos nocivos de la minería.
Los calameños ya no somos sumisos ni serviles, hemos aprendido el valor que tenemos y la importancia de Calama y sus riquezas para el país. No nos quedaremos callados, la lucha por la dignificación de nuestra ciudad oasis comenzó y no se detendrá. Aquí se anida una bomba de tiempo y que nadie diga que no se le advirtió. Nuestro ultimátum es: redistribución del royalty para la gran comuna minera de Calama.
No queremos que Calama siga siendo considerada una ciudad de paso o una zona de sacrificio, queremos convertirla en la urbe que se merece, puesto que si no fuera por este bendito territorio Chile no subsistiría.
Hoy la ciudadanía de Calama, más consciente y organizada, exige Leyes Políticas Compensatorias concretas y, por supuesto, que animamos y apoyamos toda manifestación que haga sentir el malestar ciudadano calameño.
Esteban Velásquez Núñez,
alcalde de Calama