El año nuevo es una fiesta pagana, en realidad, una fecha insignificante. Como se dice, un año más, ¿qué más da? Pero, sirve como motivo para examinar la consciencia. Fuera de las pequeñas flaquezas personales, como comunidad global, ¿adónde vamos? Mi sensación es que, al acabar el 2015, la demonización del otro está a flor de piel.
No existe la fraternidad sin la alteridad. Eso creen quienes quieran formar grupos altamente cohesionados. Para fundar una colectividad invencible, los dirigentes suelen definir la frontera y declarar indeseables a los otros. Secretos internos ayudan, pero lo que más cunde es la creación de un enemigo claro y visible. Eso canaliza las violencias hacia afuera, y fortalece los lazos, hacia adentro. Por eso, entre los seres humanos, existe la tentación de inventar estereotipos, proyectar malas intenciones y demonizar a los que son diferentes. En el mundo actual, corren peligro los inmigrantes, los negros y los musulmanes.
Yo nací en 1958. Crecí creyendo que el racismo ya era una cosa del pasado, un mal endémico desde el amanecer de la humanidad, felizmente superado con la Declaración Universal de los Derechos Humanos en la ONU, (1948). De ahí a poco, acabó la segregación racial en los Estados Unidos en los '60, y el apartheid en Sudáfrica, en los '90. Y con eso, se acabó y punto. ¿Cuál es el próximo desafío para la humanidad?
Pero no fue así. En el 2015, el chauvinismo racial, religioso y étnico ha sido un factor determinante en las relaciones humanas. No es un rebrote. Nunca se superó. Asesinan a los muchachos negros con impunidad al igual que en 1955. La justicia del estado de Ohio acaba de absolver al policía que mató de un tiro a un adolescente que jugaba con una pistola de juguete. Tamir Rice era negro. Igual que Trayvon Martin, Martin Brown y Emmett Till.
En la historia de la humanidad, de hecho, el racismo es un fenómeno relativamente reciente. En USA, la discriminación racial fue legislada en los estados sureños a partir de 1880, veinte años después de la abolición de la esclavitud.
El apartheid en Sudáfrica se practicó como novedad a partir de 1948, desafiando la declaración de la ONU. La persecución de los judíos bajo el régimen nazista, también, fue un fenómeno del siglo XX. Son los secretos oscuros de una época que se jactaba de moderna, ilustrada y racional.
Nathan Stone,
Sacerdote jesuita