El valor del calameño
Rodolfo Reygada Velásquez,
Las sociedades evolucionan constantemente, también lo ha hecho la nuestra. Hoy no vivimos con miedo pensando lo que podemos decir o no, o creyendo todo aquello que se dice como oficial. Los ciudadanos construyen un criterio propio, una evaluación independiente y objetiva de la realidad, lo que se complementa maravillosamente con los múltiples canales de información disponibles. El resultado es ciudadanos informados que evalúan y luego actúan por causas justas y humanas.
Calama es un ejemplo de ello. Sus ciudadanos conscientes de las carencias y de la problemáticas relacionadas a las condiciones adversas de la ciudad, han sabido comprometerse con soluciones para su calidad de vida y ser activos para impulsar su propio bienestar a través de un desarrollo sustentable.
Vemos su participación incansable en todas las mesas de trabajo y mesas de diseño de proyectos. Otros emprenden con ideas brillantes de innovación y puesta en valor de nuestra propia cultura muchas veces sin ningún tipo de ayuda. Otros mediante tertulias de análisis ponen en tela de juicio las decisiones de las autoridades y les exigen calidad en sus respuestas, llegando incluso hasta ir a la misma Moneda con tal de hacer oír las necesidades de una población que no resiste más. Vemos organizaciones ciudadanas profesionales que ponen a disposición su experiencia local para mejorar los proyectos. Suman los pequeños empresarios que articulan y empujan incansablemente propuestas para desarrollar un polo tecnológico y de servicios empresariales locales que proyecté internacionalmente a Calama. Una ciudadanía que no lo pensó dos veces para ir esperanzadamente a las urnas y votar con una sonrisa en la cara por los proyectos de infraestructura que responden sus expectativas y prioridades.
En fin, una ciudadanía comprometida dispuesta a cambiar su realidad y a participar de la transformación de su ciudad. Lo que sucede es un valor único que se debe reconocer. Todos los esfuerzos por aportar un grano de arena a la solución desde las bases es un aliciente para que ello sea reconocido con esos otros granos de arena, aquellos granos que no están en manos de la ciudadanía.