Los habitantes de la Segunda Región debemos tener conciencia que las especies que viven en nuestra zona, deben enfrentar un frágil hábitat que las sostiene y sumado a la depredación humana, expone a muchas aves, mamíferos y reptiles a desaparecer en el tiempo.
Hay que considerar que más que vivir, nuestras especies deben sobrevivir a la escasez de agua, de pastos, de otras especies para alimentarse y de la caza ilegal, pese a vivir en una reserva nacional protegida.
Una de estas especies que se enfrenta a un constante peligro es la Tagua cornuda, de las cuales sólo quedan 600 ejemplares en toda la región.
Pero también hay otras especies que ya no abundan como el zorro, halcón peregrino, gato andino, guanaco, alpaca y vicuña entre otras, cuya población se ha ido diezmando.
Quienes vivimos en la región tenemos una mayor responsabilidad de preservar, cuidar y denunciar a quienes atenten contra nuestras especies protegidas.
Respecto a la Tagua Cornuda, Conaf mantiene un programa de conservación principalmente en el sector de las lagunas Miscanti y Meñiques en la Reserva Nacional Los Flamencos.
De continuar decayendo su número podría declararse especie 'en peligro'. Para ello deben realizarse estudios durante dos años sobre su población en la zona.
La Reserva Nacional Los Flamenco debiera convertirse en un santuario de la naturaleza, donde las especies puedan reproducirse e instalarse sin el temor a ser atacadas. Para ello debieran extremarse los controles en terreno y advertir a los miles de turistas que visitan la zona sobre la fragilidad de estas especies y que están en un ecosistema muy vulnerable.
Además debieran endurecerse las sanciones a quienes atenten contra estas especies y dotar de más funcionario de Conaf en este amplio territorio que constituye la reserva. Sólo de esta manera podremos avanzar en una protección más efectiva de tantas especies que viven en nuestro altiplano.