Jadue pedirá un juez de 'categoría'
La Roja sufre en Sao Paulo su primera caída del Mundial ante los europeos y este sábado en Belo Horizonte se mide nuevamente en octavos contra el Scratch.
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Jesús Diges/efe
Ante España, la Selección Chilena le había podido torcer la mano a la historia, sin embargo ayer en el Arena Corinthians de Sao Paulo el equipo de Jorge Sampaoli no pudo conseguir el triunfo sobre Holanda que se requería para terminar como líder del grupo B de la Copa del Mundo y así evitar a Brasil en la fase de octavos de final.
Como era de esperar, en la serie 'A' el Scratch se alzó con el primer lugar, por lo que se medirá este sábado al mediodía contra la Roja en Belo Horizonte, repitiendo los choques que dejaron fuera de carrera al conjunto nacional en Francia '98 y en Sudáfrica 2010.
¿Mala suerte? No fue sólo eso, porque ayer el conjunto chileno no supo doblegar a un rival que no fue superior en lo futbolístico, pero sí mucho más inteligente en el planteamiento.
Basta sólo con revisar dos datos estadísticos: el porcentaje de dominio de balón que tuvo la Roja (64 por ciento) y la mayor cantidad de faltas de los 'tulipanes' hablan de un equipo naranja que optó por destruir, esperar y dañar cuando tuvo la oportunidad para hacerlo.
Y lo logró gracias a su capacidad para contratacar, pero también por aprovechar con eficiencia su mayor altura en las pelotas detenidas. Un dolor de cabeza para la zaga nacional, sobre todo en la segunda fracción, donde los europeos supieron desequilibrar un marcador estrecho.
La primera parte estuvo caracterizada por el dominio chileno, pero no se tuvo la suficiente profundidad para romper el orden defensivo de los holandeses, con un Charles Aránguiz y un Felipe Gutiérrez que no lograban sumarse de buena manera al circuito ofensivo nacional.
Errores en la salida inquietaban por momentos a la zaga roja, pero finalmente se lograba evitar el peligro de las mencionadas arremetidas en velocidad de los naranjas.
Un penal no cobrado de Dirk Kuyt a Alexis Sánchez (desplazamiento con el brazo) a los 36' y un cabezazo hacia atrás desviado de Gutiérrez (43'), después de un tiro libre de Marcelo Díaz, fue lo más claro que tuvo la Roja para abrir el marcador.
En el complemento Holanda pareció entrar con otra disposición y pudo ahogar de mejor manera la salida del equipo chileno. El ingreso de Jean Beausejour por Gutiérrez no resultó, porque se cargó (como naturalmente lo hace), por izquierda, en el intento de formar un tridente ofensivo, pero dejó al equipo sin un armador por el centro.
Jorge Valdivia entró poco después para solucionar aquello, sacrificando en defensa a un Francisco Silva que había tenido problemas en la marca de Jeremain Lens.
Pero fue entonces cuando llegó el golpe de los 'tulipanes', que después de avisar de su potencia aérea en varios tiros de esquina, pudo abrir el marcador mediante un espléndido cabezazo de Leroy Fer, quien recepcionó a los 76' un centro desde la derecha.
Injusto quizás, pero el fiel reflejo de un cuadro pragmático que no necesitaba manejar la posesión del balón para hacer más daño a su contrincante.
Y con esa ventaja, el oficio de los europeos pudo mucho más que las ganas de los chilenos, que incluso con Mauricio Pinilla en cancha, no tuvieron la capacidad para romper el cerrojo defensivo de los naranjas.
Fue en esa búsqueda frenética que se terminó por recibir la segunda estocada, más dolorosa todavía. Una contra que lideró Arjen Robben que no pudo interceptar Gonzalo Jara y un centro al que llegó Memphis Depay primero que Marcelo Díaz produjo el 2-0, al segundo minuto de adición.
Triunfo de la mezquindad, quizás, pero Van Gaal había ganado la partida con los ingresos de Fer y Depay.
Ahora Chile deberá pensar en derribar a un gigante que, tal como ocurría con España, parece tener la fórmula para ganarle, más ahora que es local en este Mundial.
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