Karen Cereceda Ramos
Durante estas últimas semanas el gobierno y los parlamentarios estuvieron discutiendo sobre el reajuste del sueldo mínimo.
Una discusión que tuvo algunos traspiés entre el gobierno y parlamentarios luego que en ambas cámaras (Senado y Diputados) se rechazara el primer proyecto enviado por el Ejecutivo que proponía una fórmula plurianual de reajuste de 30 meses.
Posteriormente, el Presidente de la República, Sebastián Piñera presentó un veto presidencial en el que se establecía un reajuste plurianual de 28 meses, el que también fue rechazado.
Tras varias negociaciones realizadas a contrarreloj, el gobierno presentó un nuevo proyecto de reajuste y la semana pasada se logró el acuerdo en el que se estipuló que, a partir del 1 de septiembre, comenzó a regir el nuevo monto.
Allí se estableció que el sueldo mínimo subiría de $276 mil a $288 mil, monto que en marzo de 2019 aumentará en $301 mil, para luego ser reajustado en un 2,5% hasta la nueva negociación.
REalidad local
Según los resultados de un estudio realizado por la Corporación Empresa y Sociedad (CES Chile), en Chile cerca de un millón de trabajadores reciben el ingreso mínimo.
De ellos son las regiones de El Maule (30%), Biobío (25%), La Araucanía (23%) y Coquimbo (23%) las que presentan un mayor porcentaje de trabajadores que declaran percibir ingresos por el mínimo o inferiores a estos.
Por el contrario el estudio explica que en las zonas del país con presencia de la industria minera son mucho menos los trabajadores que reciben el sueldo mínimo si se compara con los territorios en donde el sector agrícola es el principal empleador.
En este sentido, en nuestra región se indica que un 9% de los trabajadores reciben el sueldo mínimo.
Este porcentaje ha ido en aumento puesto que según las cifras estadísticas de la Superintendencia de Pensiones si en 2012 en la región un 3,7% ganaba el sueldo mínimo, en 2014 esta cifra llegó al 6,5%.
En cuanto a quienes son aquellas personas que perciben este sueldo, ellos se concentran en el área de servicios como la limpieza y en las tiendas comerciales del retail.
Pero más allá de las cifras, lo cierto es que detrás de cada porcentaje y de cada sueldo mínimo hay una familia que mantener, algo que se hace difícil en una zona como la nuestra en la que el costo de vida es mucho más alto que en regiones del sur.
A continuación para darle rostro a estas frías cifras, varios trabajadores y trabajadores de Calama cuentan cómo es vivir en la ciudad ganando el sueldo mínimo.
"Tengo que hacer maravillas"
Limpiando en el paseo Ramírez de Calama encontramos a Elizabeth Araya Barraza, de 51 años, viuda quien ya perdió la cuenta del tiempo que lleva ganando el sueldo mínimo.
Ella comenta que se las debe ingeniar para poder susbsistir. Tiene un hijo de 31 años que es minusválido y quien debe usar pañales, sólo en eso cuenta que se le van más de $100 mil mensual.
Agrega que si bien vive de allegada, debe pagar $50 mil por concepto de arriendo y además entrega un aporte para el pago de la luz y el agua.
"Nosotros vivimos con lo que yo gano, a veces voy a la municipalidad a pedir una caja de víveres y a veces me ayudan con pañales (...) Tengo que hacer maravillas", comenta Elizabeth.
"Llego ajustado a fin de mes"
Pedro Alcayaga Ramos, tiene 73 años y es uno de los encargados de mantener las áreas verdes del Parque Manuel Rodríguez. Él es uno de los que integra el 9% de los trabajadores de la región que gana el sueldo mínimo.
Comenta que su sueldo lo complementa con la pensión y que, como él es soltero y sin hijos, no tiene muchos gastos pero aún así dice que "llegó ajustado a fin de mes".
Agrega que le gusta trabajar y por eso sigue activo a esta edad y que tiene intenciones de seguir así, "hasta que las velas no ardan".
Entre los gastos que debe realizar mensualmente está el pago de los servicios como agua, luz y gas, cuyo monto bordea los $50 mil, además dice que en el ítem en el que más se le va el sueldo es el de la alimentación , puesto que ahí llega a pagar hasta $100 mil mensuales, puesto que como vive muy lejos de su lugar de trabajo prefiere almorzar en las cocinerías del mercado municipal.
El otro ítem en lo que se le va su sueldo es en locomoción pues cada día debe trasladarse desde el centro hasta su casa que se ubica en la población Gustavo Le Paige. "hay que aprender a administrar bien el dinero", concluye.
"Es muy poco"
Donato Pozo Gutiérrez se pensionó hace 10 años, pero como su jubilación es de sólo $120 mil se vio en la obligación de continuar trabajando y por el sueldo mínimo.
Actualmente es uno de los responsables de mantener limpio el edificio de la municipalidad de Calama, tanto en la parte interior como exterior.
Pozo cuenta que es difícil vivir con ese nivel de sueldo en la ciudad, donde todo es más caro. Aún así se las ingenia para arrendar una pieza, vestirse comer e incluso mandarle dinero a su hijo quien es estudiante universitario en Arica.
Detalla que en arriendo se le van $122 mil, es decir casi la mitad de su sueldo a ello hay que sumarle que gasta alrededor de $60 mil en comida, para ello dice que trata de no comer fuera sino que lo que él mismo se prepara porque le es más barato.
A su hijo universitario le manda dinero para el pasaje, puesto que dice que estudia con crédito del Estado.
Agrega que cuando se queda sin dinero debe buscar alguna alternativa para generar recursos a través de trabajos esporádicos o "pololos", pero que en septiembre es un mal mes para este tipo de trabajos, pero dice que "hay que luchar".
"Hay que ordenarse en los gastos"
Abigail Vega Gandarillas, es una de las miles de personas que trabaja en alguna de las tiendas del retail, quienes en su mayoría ganan el salario mínimo, el que aumentan con comisiones de lo que puedan llegar a vender.
Ella tiene un hijo de 11 meses y cuenta que su sueldo mayoritariamente lo gasta en él, ya sea en pañales, alimentación y vestuario.
Dice que en la actualidad vive ella sola con su hijo y debe pagar un arriendo de $180 mil.
Al consultarle cómo lo hace para poder vivir durante un mes con su bajo sueldo, Abigail dice que la clave es organizarse y tratar de no endeudarse. "Hasta el momento yo me organizó siempre gastando lo justo y necesario, lo que más importa", explicó.
"Los arriendos son muy caros"
Óscar Sandoval Guerrero es uno de los tantos migrantes que llegó al país en busca de nuevas oportunidades.
Desde hace tres años dice que trabaja por el sueldo mínimo y en la actualidad se desempeña como promotor y captor de clientes para una empresa de telefonía, internet y tv cable.
Cuenta que lo más difícil de ganar el salario mínimo es el arriendo, el que dice que es muy caro. En este ítem dice que paga $120 mil, además paga $50 mil en alimentación y un monto similar en locomoción y también debe destinar una parte de su dinero en artículos de aseo personal.
"Es complicado para sobrevivir", dice el joven de 21 años y agrega que " hay que organizarse en sí cuando te quedas corto, ver qué es lo más importante para ti y qué es lo que más necesita", detalla Óscar.