Nuevamente nuestra región aparece entre las cifras negativas de nuestro país. Según antecedentes del XIV Informe Anual de Derechos Humanos de la Diversidad Sexual, estamos entre las cuatro regiones con más homofobia, con treinta casos en los últimos nueve años.
Mientras las leyes tratan de ofrecer igualdad para todos los seres humanos, sin importar su condición, surgen grupos extremos y personas que tienen cierta obsesión por hombre o mujeres homosexuales, bisexuales y transexuales, en muchos casos atentando contra sus vidas, e incluso muchas veces simplemente por ademanes tenidos por femeniles o varoniles.
Y lamentablemente seguimos conociendo casos de personas intolerantes que no sólo rechazan políticas de igualdad entre personas de diferente orientación sexual, sino que algunos actúan asesinándolos o sometiéndolos a actos violentos.
Amnistía Internacional denunció tiempo atrás que unos 70 países persiguen a los homosexuales y otros 8 los condenan a muerte.
En nuestra región han ocurrido dos de los tres crímenes de mayor connotación pública ocurridos en el país.
Y los casos o denuncias van en aumento, registrándose un incremento del 120% de situaciones de homofobia y transfobia.
La visión frente a estas condiciones sexuales es dispar, pero aún así nada justifica los homicidios o salvajes agresiones que sufren estas personas.
Algunas religiones también contribuyen a mirar con cierto desprecio a hombres y mujeres que muestran conductas homosexuales, lo que finalmente genera que personas más extremas opten por atacarlos, muchas veces sin ningún fundamento.
Estamos viviendo aperturas en todos los aspectos sociales y se requiere hoy más que nunca hombres y mujeres que tengan una mayor amplitud para ver las cosas, sin juzgar ni condenar a nadie.
Hay opciones, de las cuales no podemos estar de acuerdo, pero eso no significa que no sean válidas y con mayor razón si no hemos estudiado lo suficiente sobre esta realidad para asegurar que tenemos la verdad.