El volcán Láscar tiene 200 mil años y se le considera joven
MONITOREO. El macizo es el más activo de los Andes del norte chileno, por lo que se requiere su constante análisis.
A fines de octubre del presente año el volcán Láscar alertó a la comunidad debido a una última erupción que tuvo por días en alerta a las autoridades. Hoy, pasada la emergencia, vale la pena destacar la historia y lo que significa convivir con uno de los volcanes más activos de Chile.
Su historia
Este macizo data de hace más de 200 mil años. Según expertos, su tiempo de vida a escala geológica es bastante joven, e incluso se llega a afirmar que el Láscar se encontraría en la etapa de crecimiento similar a la de un niño de 8 años.
En su "corta" vida, este volcán presenta diversos periodos de actividad, siendo uno de las más recordadas la erupción de 1993.
Cuando las erupciones son violentas, el Láscar forma flujos piroclásticos. Esto último es uno de los fenómenos volcánicos más peligrosos, ya que son nubes de ceniza incandescentes que bajan a gran velocidad por las laderas del volcán.
Se estima que la mayor erupción durante su evolución ocurrió hace 27 mil años atrás y trajo como consecuencia el relleno de flujos piroclásticos en las quebradas de Talabre, Soncor y Chailes. Por otro lado, desde el siglo XIX registra cerca de 30 erupciones explosivas y es esta cifra la que lo convierte en el más activo del norte de Chile.
Algunas características
El Láscar posee seis cráteres en su cima. Justamente, el central de este sexteto es el que ha presentado la actividad durante los últimos siglos. Según el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), el estado actual del volcán se caracteriza por la persistente emisión de gases desde el cráter central con altos contenidos de dióxido de azufre.
El volcán Láscar se encuentra en la comuna de San Pedro de Atacama. Tiene una altura máxima de 5.592 mt sobre el nivel del mar y, antes de este año, su última erupción ocurrió el 2007.
Conviviendo con el volcán
Si bien es cierto, gracias a algunas experiencias ocurridas en el sur de Chile con erupciones de volcanes como el Chaitén, por ejemplo, los gobiernos han ido adoptando diversas formas de prevenir y enfrentar las erupciones violentas en el país.
En el fondo, la prevención se enfoca en la protección de vidas pues no se pueden evitar las erupciones. En este punto, vale mencionar que una de las formas más importantes de prevenir muertes a causas de erupciones volcánicas es aprender a convivir con los volcanes.
En Talabre, el poblado más cercano a macizo, se ha capacitado constantemente a los habitantes para que sepan reaccionar de manera oportuna ante alguna emergencia. Sin ir más allá, el Sernageomin en Antofagasta, luego de las erupciones del volcán Villarrica y Calbuco a comienzos de 2015, se trasladó hasta Talabre para impartir charlas que brindaban datos necesarios para convivir con el volcán más activo del norte del país.
No obstante, los habitantes de este poblado -gracias a su cultura ancestral- han aprendido a convivir con la naturaleza, conociendo de muy buena manera el comportamiento del volcán y aprovechando también los beneficios que algunas erupciones trajeron para la cosecha.