Se cumplen en el presente mes de octubre ochenta y cuatro años del inicio de la famosa "Semana del Niño" que fue creada por el esfuerzo robusto de eminentes rotarios, impulsada por el valor inquebrantable de grandes paladines del servicio desinteresado, robustecido en el curso de su vida por el talento preclaro de hombres eminentes y prestigiada por las virtudes, el celo humanitario y la pureza de ideales de noble estirpe; ha sido el Rotary Club el nido dilecto donde se han incubado preciosas mentalidades y egregios espíritus.
De ella han surgido como portadores del bien y de belleza, falanges de hombres inmaculados que, al propagar en nuestro medio social los principios de la justicia, de la libertad y del amor al semejante, no hacían otra cosa que proyectar los postulados admirables de Rotary.
Desde 1931, el rotarismo se vuelca hacia los menores; hacia los niños y niñas que están dando sus pasos iniciales en educación. Niños de la ciudad y de las áreas rurales. Hacia esos niños llegan los rotarios chuquicamatinos, con el mensaje de valores eternos. A ellos les enseñarán durante una semana, a exaltar su amor a la madre, a la patria, a la solidaridad, a su profesor, al deporte, a la recreación, a la escuela, al compañerismo y la amistad.
Es la Semana del Niño en nuestra ciudad de Calama.
Desde sus pasos, en 1931 y hasta nuestros días, esta iniciativa ha tenido el objeto de ir hacia el niño, escudriñar en su espíritu y ver sus inclinaciones naturales, desarrollándolas y, principalmente, haciendo partícipe de este hallazgo a los que rodean al niño: a sus padres y a sus profesores.
Un pensador dijo: "Las finalidades de la vida humana son el progreso y la felicidad; para que ambas alcancen, no hay mejor forma que despertar la conciencia social hacia las necesidades del niño".
Los rotarios, han mantenido pues, esta tradición que nos ennoblece, entregando nuestro mensaje de amor y nuestro estímulo a los niños de esta tierra generosa de "Sol y Cobre".
Finalizo esta columna expresando que no hay nada más hermoso que la sonrisa de un niño, ni la mariposa que vuela sobre rosas, ni la golondrina que dibuja el horizonte. Ni una madrugada llena de sol. Ni la luna llena. Ni el cielo con mil estrellas… La sonrisa de un niño es mucho más.
Arturo Mardones Segura,
Rotary Club Chuquicamata