Idea y Onetti se conocieron a comienzos de los años 50. Su historia de amor transitó entre el magnetismo y el despecho, hasta sus últimos días. Eso transmiten los poemas del libro de 1957.
Idea Vilariño Ediciones Udp 100 páginas
$12.000
Idea Vilariño, la poeta que amó y odió a Juan Carlos Onetti
En la edición hay tres poemas que se llaman "Adiós". En uno de ellos Idea Vilariño sale como de un traje, una especie de mortaja "(…) como de bajo un derrumbre/ arrastrándome/ sorda al dolor/ deshecha la piel/ y sin ayuda". En otro "Adiós" no quiere nada de nada. "Ni siquiera tu vida aceptaría". Y en la tercera despedida poética le escribe a Onetti: "Estás borrado".
Siempre No
"Vilariño talla versos límpidamente ligados por esa ausencia, por el no, porque el amor está en la medida en que no está; 'tu amor es una ausencia', dice en 'Tango', y ese no ser es su afirmación más radical y más enamorada", sostiene Abalo. El libro tiene, además, un origen histórico, o real.
¿Cómo fue que se conocieron Onetti y la Vilariño?
Y QUIÉN ES ELLA
Elena Idea Vilariño Romani nació en 1920. A los veinticuatro años tuvo que tomar las riendas de la familia, cuando ya no vivía ninguno de los dos padres. Un año después, publicó el libro de poemas "La suplicante", y en los diez años siguientes publicó otros cuatro, todos de poesía.
CHILE y NICANOR PARRA
En un apunte referido a la poesía chilena, en 1955, Vilariño reseñó en la mítica revista "Marcha" los "Poemas y antipoemas" de Nicanor Parra.
Por Aldo Perán
Juan Forn dice que asistieron catorce personas, la periodista Ana Fornaro sostiene que eran quince. Leila Guerriero declara que en realidad fueron doce. Diez personas y dos funcionarios del camposanto. El asunto es que su funeral fue reservado.
Idea Vilariño falleció en abril del 2009, un mes antes que Juan Carlos Onetti. Mientras la agonía y muerte de este último acaparó portadas y artículos dedicados a su vida y obra, la muerte y funeral de la poeta uruguaya estuvieron marcados por la ausencia y discreción.
Se conocieron a comienzos de los años 50 y desde el principio fue un amor escrito con fuego: "Había un hombre que llegaba a mi casa sin aviso, a cualquier hora (…). Cerrábamos las puertas y las ventanas. Se detenían todos los relojes. Ya no sabíamos si era de día o de noche o si era sábado. Nos transformábamos en enemigos, en parientes, en desconocidos. En alguna oportunidad llegamos a pasar días, encontrándonos a tientas, invocando algo que era como dar la vida. Era una experiencia de éxtasis", dijo la poeta en la revista "Punto y Coma", según señala el prólogo de los "Poemas de amor", de 1957, publicados recientemente por Ediciones Udp en Chile.
Fue Onetti quien inspiró la mayor parte de estos poemas: "Pese a todo fue el hombre más importante de mi vida, aun contando todas las formas del desprecio, de la indiferencia, de mandarlo al diablo que pudo haber", diría ella.
La dedicatoria de sus "Poemas de amor" fue cambiando de una edición a otra. Mutaba del original "A Juan Carlos Onetti" a cualquier otro amor de turno.
"Vilariño sacaba y reponía esta dedicatoria en las diversas ediciones del libro. Aunque este gesto, el de negar su nombre en la primera página, podrá leerse como una venganza", escribe la poeta y editora Milagros Abalo en el prólogo que abre esta nueva edición .
Onetti por su parte diría que lo de Vilariño hacia él era amor a la literatura y también a la cama.
En el poema "El Espejo", Idea describe el reflejo de uno de esos encuentros sexuales:
"(…) El espejo mirá el espejo dijo/ y arrodillada hundió por fin el rostro/ y le dejó que él viera la cabeza/ dorada hundiéndose en el vello negro/ y su cuello doblándose/ tan armoniosa tan hermosamente/ dejó que él viera absorto enamorado/ ese pedazo de su amor viviendo/ encerrado en el óvalo de oro".
Los amantes pasarían rápidamente del amor al daño: "Discutíamos, nos dejábamos de ver, pasaban meses, yo comenzaba otra relación y, cuando estaba en lo mejor, llamaba Onetti y se iba todo al demonio", anota Ábalo.
El escritor viajó a Montevideo desde Buenos Aires el verano del 52. Se encontró¬-según se ha señalado en varias publicaciones, libros y artículos- con los integrantes de la revista "Número". Idea Vilariño recluida en su casa luego de una temporada con eczema en la piel, le dijo a Manuel Claps -cuando este último le advirtió de su visita- que "con ese cretino no quería saber nada". En la otra esquina, Onetti consideraba que Idea Vilariño era una "buscona". Ambos tenían, sin conocerse, una idea fija de lo que a oídas habían ido construyendo sobre el otro.
"Esa misma noche me enamoré de él. Me enamoré", recordaría posteriormente la autora del libro "No". "Onetti le confesaría después que ella lo había impresionado como un ser delicado, con una sonrisa giocondiana y silenciosa", cuenta Carlos María Domínguez, autor de "Construcción de la noche", la biografía de Onetti.
Luego comenzó la correspondencia. La revista "Número" era la excusa para extender la conversación. Al comienzo, repleta de formalidades, comenzó a desarrollar otros tonos: "Me gustaría, usted lo sabe, estar a su lado y mirar por una ventana la llovizna sobre las enredaderas", escribió Onetti finalmente desde Buenos Aires.
Cuando Dolly, la esposa de Onetti durante más de veinticinco años, iba a Buenos Aires, el escritor se levantaba de la cama y se "mudaba" a la residencia de Idea Vilariño. Amantes de temporada, tenían como casi única actividad el encerrarse a discutir, casi sin comer, a ventanas cerradas, como recalcaba Vilariño en esa entrevista realizada para el libro "Construcción de la noche".
También habla de lo atractivo del escritor, de su conflictividad, de las idas y venidas en una compleja relación donde Onetti aparecía o desaparecía, como pasó en una temporada en la que prometió pasar un fin de semana con la escritora en otra residencia que ella tenía.
El escritor llegó dos semanas después y le confesó haber estado con otra mujer. Sin embargo, recalcó haber pensado en ella y en lo que tenían. Ese tipo de situaciones eran las que precedían cada expulsión del escritor de la casa de Vilariño.
¿Hasta dónde llegan los límites de la rabia y del desamor? Una entrada en el diario de la poeta dice que Onetti es "fundamentalmente bueno y egoísta. Toma lo que quiere de una, cuando quiere. No conoce, no entiende a los otros. Los interpreta según sus esquemas personales".
Una relación tortuosa cruzada por las discusiones sobre las implicancias de su relación como lo único que, al parecer, tenían en común.
Idea Vilariño escribió sus "Poemas de amor" para que la presencia de Onetti apareciera en esa casa vacía donde ella habitaba, sola. "No te acordás/ seguro/ no sabés que una noche/ te esperé y fue una noche/ de amor/ y no viniste/ y fui vagando por la casa/ escuchando la escalera/ esperándote", dice el poema "Me pregunto".
Asociada a la mítica generación del 45, compuesta por Mario Benedetti, Manuel Claps y Emir Rodríguez Monegal -entre otros-, ejerció también la crítica literaria, al ensayo -donde reflexionó sobre el tango- y la traducción. Destacan sus traducciones de Shakespeare, Raymond Queneau y W. H. Hudson. Vilariño, además, durante veinte años trabajó en la enseñanza secundaria como profesora de Literatura. Finalizada la dictadura, el año 1985, obtuvo la cátedra de Literatura Uruguaya en la Universidad de la República. Desde entonces, y hasta su muerte, se dedicó a aumentar la cantidad de poemas de sus libros ya publicados y a la escritura de su diario. Participó también en un documental sobre su vida, estrenado a mediados de 1998.
Si Ignacio Valente se mostraba generoso y esperanzado por la frescura que significaba la irrupción de este libro, la poeta y crítica literaria uruguaya optó por comentar con algo de ironía y dureza el trabajo del antipoeta.
"El ejemplo de Nicanor Parra", se tituló la crítica, y en ella se leen frases como esta: "Puede suponerse que la escasez de producción o el deseo de dar a la imprenta todo lo acumulado llevó al autor a combinarlo en un libro que, seguramente, hubiera ganado con la amputación de sus dos primeras partes"; o la siguiente: "No hay nada en sus versos que no anduvieran haciendo hace veinte años los poetas de vanguardia de habla española. No escatima los toques pour épater al lector, los despropósitos, los finales truncos o desconcertantes, los viejos clisés surrealistas".
Un segundo apunte referido a la poesía nacional. Existe una fotografía. Es de 1952. En ella aparecen Mario Benedetti, Manuel Claps, Emir Rodríguez Monegal, María Portela e Idea Vilariño. Conforman el grupo "Número". Al centro de la imagen está Pablo Neruda, de visita entonces por Uruguay. Fueron ellos, la generación del 45, quienes recibieron al poeta chileno cuando se encontraba en el ápice de su fama.
A pesar de ser una mujer prolífica y destacada en todas las áreas en las que se desempeñó en su vida, el reconocimiento que posee a nivel latinoamericano es producto de su condición de poeta, y particularmente debido a que en 1957 publicó estos "Poemas de amor" y odio.
colección idea vilariño